32: ¿Qué le ocurre a Alex?

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Aquel día, como es de suponer, estuve estuve casi toda toda la noche llorando, fueron demasiadas cosas, dudas y emociones en un sólo día. Pero tarde o temprano me acabaría acostumbrando ya que ese día no fue el único así.

Conseguí dormirme alrededor de las 4 de la madrugada, cuando desperté, sobre las 2 de la tarde, me sentía como nueva, pero a la vez tenía un dolor de cabeza horrible, algo que sí o sí me pasa siempre que pienso y lloro más de lo debido. Miré mi teléfono y tenía 13 llamadas perdidas de Alex -Pues que tendría que tener un sueño profundo para no haber oído ninguna-, ¿Qué querría?

Lo llamé de nuevo y en seguida me lo cogió:

-Pero bueno, ¿Tú estás loco? ¿Por qué me llamas tanto?

-Javier acaba de volver al pueblo, Valeria no pudo llamarte, me pidió que lo hiciera en su lugar.

Instantaneamente me sentí culpable por haberle hablado así y suavicé mi tono.

-Ah... Gracias por avisarme entonces, ahora mismo voy a visitarle.

-Eh... , allá tú, pero es la hora de comer, les molestarías.

-Oh, cierto, qué imprudente por mi parte -río nerviosamente- pero es que lo echo mucho de menos, al igual que a ti...

Espera... ¿Dije eso? Ni yo misma me lo creía, me estaba acostumbrando a demostrarle mi afecto cada vez más.

Pero en cambio él pareció ni inmutarse, permanecía serio.

-Yo también tengo pensado ir a visitarle, si quieres sobre las 5 voy a tu casa com la moto y nos vamos allí.

Era la primera vez que me trataba así, con indiferencia.

-Perfecto, hasta las 5 entonces.

*cuelga*

Sí, definitivamente tenía que hablar con él, algo le pasaba.

Justo en ese momento, recordé también que tenía una conversación pendiente con Edu... Me dejó con curiosidad, así que le llamé y nos citemos para dentro de un par de días.

A las 17:00 ya estaba Alex esperándome, muy puntual por su parte... Me resultó extraño, él suele destacar por su inpuntualidad.

-Alex, tenemos que hablar -me cruzo de brazos y le miro desafiante-

Éste hizo oídos sordos y evadió completamente lo que le dije.

-Vamos, súbete, llegamos tarde.

No quería pelea así que me subí sin decir nada.

Mientras estábamos en el camino, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, de nuevo sentía que alguien nos seguía, pero en cambio Alex parecía estar tan tranquilo... ¿Sería mi imaginación esta vez?
Miraba a todos lados asustada hasta que de repente vi algo que me dejó la sangre helada, avisté en un tejado a la chica pelirroja de la otra vez, con una mirada penetrante, si esta vez fue mi imaginación, me sorprendió en grande... Pero... ¿y si fue verdad? Inevitablemente me agarré más fuerte a Alex, pero éste de nuevo, ni se inmutó.

Cuando llegamos a la casa de Javier, lo primero que hice fue abrazarlo con todas mis fuerzas, tanto que le hice daño en sus heridas. Tenía muchos moratones y la pierna izquierda escayolada, pero a pesar de todo, estaba mejor de lo que pensaba, me alegró y alivió bastante.

Estuvimos toda la tarde los tres reunidos, y lo que más me extrañó fue la actitud de Alex, ya que

delante de Javier, era el de siempre... ¿Por qué era así sólo conmigo? Al menos ya sabía algo, yo era el motivo.

Javier enseguida notó que no estaba bien, por mucho que yo procurase aparentar lo contrario y les tuve que contar lo que me ocurrió el día anterior -omitiendo algunas cosas, claro, como la conversación que tuve con Edu ya que era su vida personal y quizá no le agradaría que fuera contansodelo a todo el mundo- Javier me apoyó como suele hacer siempre, por el contrario Alex sólo se limitó a mirarme con tristeza y compasión.

A la vuelta, intenté de nuevo preguntar a Alex qué le pasaba conmigo, pero nada, seguía evadiendo mis preguntas.

Aún así no me daría por vencida, Aurora nunca se rinde.

Mi novio es un hombre loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora