22: La inesperada confesión

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Ambos nos quedamos en silencio, fue demasiado incómodo ¿Cuándo se atreverá a decirmelo? Yo me quedé esperando, observando las vistas. De vez en cuando lo miraba de reojo, su semblante era completamente serio y su piel se encontraba incluso más pálida aún, parecía inseguro... ¿Y si se arrepiente en el último momento? ¿Tan grande es esa verdad? No me podía quedar así, mi curiosidad aumentaba por segundos... No aguantaba más y tuve que romper el hielo:

-Bueno... ¿Me lo vas a decir ya? -pregunté algo impaciente-

-S-sí... Creo. -dice algo dudoso mirando hacia otro lado.

Se palpa la indecisión en cada poro de su pálida piel. Es como si se estuviera arrepintiendo en el último momento, y no lo culpo. Si es lo que yo pienso; que sufre de una profunda depresión, entonces es comprensible que le cueste confesarmelo.

-¡Vamos! ¡No me dejes con intriga!

Sé que sueno como una niña de tres años insistiendo de esa manera, la forma en la que hablo contradice mis pensamientos, pero realmente tengo mucha intriga.

-No soy humano. -dice bastante tenso.

No me esperaba para nada esa respuesta. ¿Se está riendo de mí?

-¿Cómo?

-Estoy muerto y vivo a la vez. Y no soy un zoombie. Lo sé, suena como una adivinanza, pero es la verdad.

Sus palabras suenan cortas y frías. Yo obviamente pienso que se está burlando de mí.

-río- Ahora lo próximo será que me digas: "Soy un vampiro" ¿No?

-... Sí.

El tono que utilizó me hiela la sangre completamente, en ese mismo momento sentí que alguien nos estaba observando, en realidad desde el principio, pero no le tomé mucha importancia, lo más seguro es que fuera mi imaginación.

-¡Oye! ¡Te estás pasando de bromista! Las bromas en sí las tolero, pero hasta cierto punto.

-No bromeo.

-Por favor, o paras o me voy, esto ya cansa, y me da igual si tengo que irme andando.

Me niego a creer lo que está diciendo, bastante me costó creer a Javier, pero la existencia de los vampiros es algo realmente difícil de creer. ¿y si estoy hablando con un loco de psiquiátrico en estos momentos?

-Mira mis ojos... Son apagados, oscuros... vacíos ¿Tú me ves rebosante de vida? Confío en ti ¿Sabes?

-¿Por qué en mí...?

-Porque si ya eres consciente de la existencia de "ellos" también puedes creer en la mía ¿No?

Me quedo paralizada... ¿Ellos?

-... ¿A qué te refieres?

-Te he visto con ellos... No te hagas la loca, sabes a qué me refiero.

¿Se refiere a Javier y Alex? ¿Sabe de su existencia?

-trago saliva- P-ero no puede ser... Este tipo de cosas solo aparecen en las películas, es ficción, ¡Es ficción!

Estaba muy confundida, no sabía qué pensar, yo nunca creí en este tipo de cosas, es científicamente imposible... Me costaba asilmilarlo, me comenzó a dar un pequeño ataque de ansiedad, me costaba respirar.

Éste se asustó e intentó socorrerme, dejé de oír y a los segundos todo se volvía negro. Perdí la consciencia.

Cuando desperté, ya no estaba en la montaña, me encontraba tumbada sobre un amplio sofá negro de cuero, miré a mi alrededor; estaba en un salón elegante, amplio y ordenado. Me sentía muy confusa.

-Dormilona, ya despertaste, toma. -me ofrece amablemente una taza de café caliente-

Con el paso de los minutos fui recordando todo, pero esta vez me lo tomé con más tranquilidad, fui recordando y asimilando todo poco a poco.

Éste me relató toda su historia al pie de la letra, con todo detalle, fue aclarando mis dudas y todo fue cobrando sentido.

-Ahora lo entiendo todo -digo sonriente- Pero hay algo que no entiendo, ¿No bebes sangre?

-ríe- No... Sería imposible convivir con humanos de ese modo, ¿No crees?

-Bueno... Entonces ya me siento más segura -afirmo mientras ambos reímos-

-Aurora... Gracias por confiar en mí, es grato saber que no estoy sólo en esto, es complicado ocultar un secreto de tal calibre.

-Siempre me tendrás, ya no estás sólo. -Le aseguro mientras le sonrío de manera conciliadora-

Entonces me abrazó, fue un abrazo largo y tierno, de esos que nunca se terminan... Pero una llamada lo tuvo que interrumpir. Eran mis amigas. ¡No lo recordaba! Hoy quedé con mis amigas... Me costó, pero conseguí inventarme una excusa la cual se creyeron. Ya era tarde y tuve que despedirme de él y de aquella confortable casa.

-Adiós Edu, siento lo del desmayo... -me disculpo avergonzada-

-Mucho es que sigues viva... Con este secreto cualquiera se podría hasta morir de la impresión y confusión.

-¡Ala, exagerado!

Ambos reímos y nos abrazamos en modo despedida.

Aquel fue un día largo, intenso, extraño... Fue de todo menos normal. Pero aprendí algo; la vida está llena de sorpresas y misterios... Y que ésta puede cambiar completamente en tan sólo un día.

Mi novio es un hombre loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora