Llegó la tarde, estaba sola en casa y me vino genial ya que mi madre es muy mal pensada y con verme con un chico ya se piensa que es mi novio, eso me sienta fatal así que siempre procuro hablar lo menos posible de chicos con ella.
Limpié un poco la casa, terminé la tarea y me dispuse a "estudiar", y lo pongo entre comillas por que no entendía nada. Es realmente frustrante que sea el día antes del examen y aún no entienda nada, pero en verdad no es nada nuevo, siempre me pasa lo mismo.
El sonido del timbre me saca de mis pensamientos y me percato de que llevaba como media hora en mi mundo; es tan facil desconectar y tan complicado concentrarse. Respondo y veo que se trata de Javier, con los nervios a flor de piel le abro la puerta. Cada escalera que sube, mis nervios aumentan más. ¿En serio está ocurriendo de verdad?
Una vez sube hasta arriba, le saludo y lo invito a entrar dentro.
—Wow qué grande a la vez que elegante y acogedora casa tienes. —afirma con asombro examinando milímetro por milímetro lo que se alcanza a ver de la casa desde la entrada.
—Exagerado, en verdad es una casa de lo más común. —aseguro con modestia.
Ambos tomamos asiento en la mesa del salón, donde ya tenía todo preparado, y estuve estudiando con él como tres horas. Su ayuda realmente funcionó ya que conseguí despejar por completo mis dudas. Al principio me encontraba bastante nerviosa, pero Javier con su carisma hizo que esa vergüenza se evaporara rápidamente, además explica tan bien que hace que lo que antes me parecía imposible, ahora me resulte realmente sencillo.
Una vez llegaron las nueve, imaginé que mi familia volvería pronto a casa, además de que ya prácticamente habíamos terminado, por lo que ambos decidimos pasear un poco.
—Muchas gracias, en serio. —le agradezco con una sincera sonrisa.
—No es nada, además me ha venido bien para repasar, ya que parte del temario que tengo este año es parecido al de tu curso.
—¿Te gustan los atardeceres? —pregunto mientras observo la puesta de sol.
—Claro, aunque me gustan más aún los amaneceres, ya que marcan el comienzo del día y por lo general me suelen transmitir sensaciones más positivas.
Algo de lo que me he percatado en el poco tiempo en el que he hablado con Javier, es que es la persona más optimista que he conocido en mi vida.
—En mi caso es justo al contrario, lo cual es irónico ya que mi nombre es sinonimo de amanecer. —digo mientras me río ligeramente.
—Cierto —ríe—
Ambos paseamos durante unos instantes más hasta que el sol se ocultó por completo. Tras aquello volvimos a nuestras respectivas casas. Al entrar en mi habitación, suspiro, pero un suspiro cargado de profunda alegría. No sé qué tiene este chico que me hace sentir realmente cómoda en su compañía, como si hubiéramos estado predestinados a conocernos desde el principio.
Pasaron las semanas y comenzamos por saludarnos cada vez que nos veíamos y charlar un poco, fuera cual fuera la circunstancia.Al ver que cada vez encontrábamos más gustos en común y que encajabamos bastante bien, comenzamos a quedar. Fuimos teniendo cada vez más confianza, hasta el punto de comenzar a identificarnos como amigos.
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Mi novio es un hombre lobo
Teen Fiction¿Cómo sería la reacción de una joven escéptica al descubrir que los seres ficticios existen? ¿Realmente los seres sobrenaturales son tan extraños y terribles como se muestra en las películas?¿A ti te ha pasado que tu vida es completamente normal y m...