47: Carpe Diem

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Los días pasaban y desde aquella vez, quedaba continuamente con Javier, apenas nos separabamos y eso era genial, nunca había estado tan unida a él.
El verano se acababa y lo único bueno que tenía era el pensamiento de: Al menos tengo a Javier.
Supongo que como todos o la gran mayoría, odiamos la vuelta a clases. Yo comenzaba el último curso de la secundaria obligatoria y la verdad es que muchas ganas no tenía, además de que al comenzar las clases, nos veríamos obligados a quedar menos y esa idea no me agradaba, él era mi mayor alegría.

Un día que quedamos, él me notó algo decaida.

-Aurora... ¿Qué te ocurre? -Dijo mirandome fijamente con una leve sonrisa-

-Que pronto comenzarán las clases y nos veremos menos...

-Ey, qué pesimista eres. Mira, nunca pienses demasiado en el futuro, ni en el pasado. Está bien recordar de vez en cuando, e imaginar como será tu vida en un futuro, pero lo mejor es pensar en el presente, hay que aprovechar lo que tenemos ahora al máximo, luego nos podemos arrepentir.

-Vaya, sí que estás filosófico, pero tienes razón. -me secó una pequeña lágrima que recorría mi mejilla derecha y sonreí-

-Javier, prometemé que nunca te irás de mi lado.

-Te lo prometo -sonríe-

Ese día decidimos improvisar una fiesta en mi piscina Javier, yo, Alex y algunos amigos de los tres. También estaba Valeria, la hermana de Javier, ambas nos llevábamos muy bien.

Fue una tarde bastante divertida. Javier me enseñó otra lección de la vida, Carpe Diem, vive el momento, cada día como si fuera el último. Aleja los pensamientos negativos y centrarte en lo bueno que te rodea.

Al terminar la fiesta, todos ya se habían ido a sus casas y nos quedamos ambos en la piscina a solas, observando el reflejo de la luna en el agua.

-Aurora -me agarra de las manos y me mira fijamente- prométeme que tratarás de ser menos pesimista a partir de ahora.

-Te lo prometo -sonrío y le beso-

Todo queda muy bonito y romántico, sentados en el bordillo de la piscina basándonos a la luz de la luna, pero obvio él tenía que acabar haciendo de las suyas.

-Oye... ¿Y ese ruido? -Dijo mirando a todas partes-

-¿Qué ruido? No he oído nada. -Dije confusa-

-Ha sonado detrás tuya.

Yo tan inocente miré detrás mía cuando él de repente me tira a la piscina.

-¡Te mato! ¡Juro que hoy no sales vivo de aquí! -dije algo molesta mientras él se reía-

Me salí de la piscina y de repente "me maree". Javier preocupado fue a ayudarme, cuando de repente y muy agilmente, le tiré a él, este se agarró a mí y ambos nos caímos.

-¡Maldita! Veo que eres vengativa eh.

-Obvio -Dije riendome-

Ambos estuvimos alrededor de una hora jugando en el agua como si fuéramos niños pequeños.

Mi novio es un hombre loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora