36: Tarde con Javier

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Tras unos días reflexiva, conseguí el valor para llamar a Edu para quedar y explicarle todo lo que había pasado, pero antes había quedado con Javier, que hacía tiempo que no nos veíamos.

Ya le habían quitado la escayola, pero aún tenía que llevar muletas así que fui a su casa. Nada más llegar a su habitación, le di tal abrazo que creo que le hice daño, aunque el pobre lo disimuló como pudo.
Éste enseguida notó que algo me ocurría, así que decidí contarle lo de Jane, (exceptuando ciertas partes, como lo que ocurrió recientemente). Con cierto enfado me preguntó por qué no se lo había dicho antes, y que a la próxima se enfrentará a ella para que me deje en paz. -En ese momento me arrepentí de habérselo contado...-

Decidí cambiar de tema y estuvimos toda la tarde hablando, riendo, jugando a la play -Aunque soy malísima- merendamos juntos y hasta vimos una película de terror -¿Ya dije que amo las películas de terror? Aunque siempre lo paso mal viéndolas, para qué mentir-
Hubo un momento en el que con uno de los sustos de la película, me caí al suelo y me di con el borde de un mueble en la cabeza. Dolió bastante y Javier estaba preocupado, pero yo me comencé a reír, en el fondo sentía que me lo merecía, lo cual le preocupó más aún.
Definitivamente fue una buena tarde... no hay nada mejor que la compañía de Javier.
Cuando dieron las 21:00, recordé que a y media había quedado con
Edu así que tuve que despedirme, quedemos en quedar al fin de semana siguiente, en verdad no me importaría que fueran todos así con él...
Finalmente quedé con Edu y le relaté todo lo que había ocurrido con Jane aquel día.

-Aurora, lo siento... Soy un idiota, no debí hacerlo. Y encima ella lo vio...
-Ya no importa..
-Fui yo así que no te debes sentir culpable, en todo caso debería ser yo. ¿Y si no se lo confiesas a Javier?
-¿Estás loco? Te mataría -Entonces caí en lo que había dicho y nos comencemos a reír- Pero en serio -dije tras recuperarme de la risa- será mejor no hacerlo... Somos amigos, lo mejor será hacer como si nunca hubiera pasado.
Cuando terminamos el café, decidimos dar una vuelta y seguir conversando sobre Jane y qué podríamos hacer para que nos dejara en paz. Cuando ahí nos la encontramos de nuevo en frente nuestra.

-Hola Edward, o Eduardo como te llaman ahora, cuánto tiempo, ¿Me extrañaste? -Dijo Jane con una sonrisa que no era precisamente amistosa-

Mi novio es un hombre loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora