37: El desagradable reencuentro

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-Jane, estás loca -Dijo Edu serio y con una mirada desafiante- ni se te ocurra hacerla daño, ¿Me entiendes?

-¿A qué te refieres? -rie-

-Sabes perfectamente a qué me refiero, sé que nos viste aquel día en la montaña, fui yo el idiota, ¿Vale? Ella no merece ese acoso por tu parte.

Yo simplemente no sabía qué hacer, estaba de espectadora en aquella especie de pelea.

-¿Llevamos años sin vernos y lo primero que se te ocurre decirme es esto? -Dijo Jane, cuya sonrisa comenzó a desvanecerse-

-A ver Jane...

-M-me temo que me debo ir ya -interrumpí, ya que sentía que no pintaba nada allí-

Me despedí de Edu con un abrazo y con un adiós seco de Jane.

Aunque en realidad me escondí detrás de unos arbustos, si no estaba presente, hablarían más tranquilamente, pero en verdad necesitaba saber...

-Sí, han pasado muchos años, y sí, para aquel entonces te quería mucho... Pero, tal y como te dije, para aquel entonces, ya no. Ya no siento nada por ti. -Dijo Edu tratando de ser frío, aunque se notaba claramente que le costaba-

Los ojos de Jane comenzaron a llenarse de lágrimas.

-Pero yo por ti sí, no es justo. -Dijo ella tras unos segundos, tratando de contener las ganas de llorar-

-Lo siento...

-Pero bien que te besas con chicas que ya tienen novio, ¿Eh? -Su mirada triste y rota comenzó a tornarse en una mirada de odio absoluto-

-Sí, fue un error... Aurora es genial, es difícil no sentir nada por ella. Pero es obvio que ella por mí no siente nada, que realmente ama a Javier y se siente muy culpable, y todo por mi culpa. Me merezco lo peor, sí, pero ella no, así que dejala en paz, por favor.

Jane comenzó con su risa sádica.

-¿¡Sabes lo que duele ver al chico que amas desde hace siglos besándose con otra!? La odio Edward, la odio. Es un odio inexplicable, ¿Por qué ella y yo no? ¿¡Qué tiene ella que no tenga yo!? -Dijo Jane histérica, completamente fuera de sí-

Edu tragó saliva, aunque aparentemente parecía tranquilo.

Éste la agarró de la muñeca, se la acercó violentamente y le susurró: Como te atrevas a tocarla, juro que lo pagarás, enferma.

Ésta le miró con tristeza, a punto de llorar, pero en unos segundos de nuevo su mirada volvió a tornarse de odio puro, sus ojos se volvieron rojos, dejó al descubierto sus afilados colmillos y con rabia dijo: La haré sufrir como nunca ha sufrido, la pienso hacer la vida imposible y no podrás hacer nada para evitarlo. La hundiré, como ella me ha hundido a mí. Tus amenazas no me sirven. -Sonrie sádicamente- Hasta la próxima Ed. -Se va-

Éste se quedó perplejo, quieto, observando como se iba tan tranquilamente, tan satisfecha. Aunque, como la conocía demasiado bien, sabía que en el fondo era frágil y que estaría llorando.

Yo, que había escuchado y visto todo, me quedé en shock, sus palabras en verdad me intimidaron. Me martillearon toda la noche, apenas pude dormir. La curiosidad mató al gato.

Mi novio es un hombre loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora