Capítulo Especial (p3) "Mundo Utópico"

265 23 3
                                    

Coraline se encontraba recostada vagamente al costado de su marido mientras comía palomitas de maíz a la par que con su otra mano acariciaba distraidamente su vientre abultado. Miraba la televisión sin realmente prestarle atención, aun pensaba en lo sucedido la noche pasada.

Había despertado con fuertes contracciones y tenía 4 centímetros de dilatación. Jaque rápidamente le había llevado al hospital, pero la mujer estaba asustada porque aun faltaba mes y medio para que fuera su fecha aproximada. Realmente había estado asustada. Si tuvo complicaciones con Aley, pero no tantos como con su segundo hijo. Le informaron que podría haber problemas con Aley, pero ahora en los 3 meses pasados había tenido una amenaza de aborto y el mes último había entrado casi en proceso de parto. Estaba cansada. Las ojeras que atormentaban el brillo de sus ojos quienes lo decían todo.

La mano del Licano se movió y tomó la pequeña y fría de la chica para darle un ligero apretón. Él también había estado serio desde la noche anterior.

- Gatita, deja de preocuparte por el pasado- la castaña le miró, exigiendo un modo para hacer aquello.

-¿Cómo quieres que esté tranquila cuando en menos de 4 meses he estado a sólo dos pasos para perder a mi bebé?- demandó saber con una fina capa de lágrimas que rápidamente se acumuló y corrieron libres. - 3 amenazas de aborto desde que supe que estaba embarazada y 4 veces en que casi se provoca un nacimiento prematuro. Y aun no estoy segura de si son lo mismo o diferentes cosas -enumeró con amargura.

-Pero no ha pasado. - le reprendió y un silencio los envolvió.

Aley estaba en la escuela a esas horas y el azabache mayor había organizado todo para poder estar con su mujer lo que restaba del embarazo. Había puesto gerentes que le comunicarán todo tanto en la carpintería como con la oficina. El primogénito de la pareja se había vuelto más sensible conforme pasaban los problemas y apenas dejaba que su propio padre se acercara a Colarine.

- Me es imposible creer cuanto hemos pasado juntos- habló la madre. Sabía que no obtendría respuesta, así que siguió hablando -en un principio si me hubieran dicho que terminaría casada contigo y con dos hijos me hubiera reído mucho. ¿imaginas? Tú, un tipo de malas pulgas, con mirada de asesino- se rió bajo, con su voz leve y suave.

-Soy un asesino, Coraline- la frialdad en sus palabras le hizo estremecer y un escalofrío corrió por toda su espina dorsal. -he matado para sobrevivir y para vengar, y lo volveria a hacer sin dudar- la seriedad en sus palabras le provocaron miedo. Le miró con los ojos bien abiertos y el azabache le sostuvo la mirada, imperturbable. -y no tengo pulgas.

La castaña no quiso divagar más en el tema. Algo en ella le decía que el hombre que la abrazaba protectoramente y descansaba una mano sobre su vientre, el padre de sus hijos, realmente había cometido algún asesinato. Y por lo que había dicho, era más de una muerte la que se derramaba en sus manos. Se abrazó a sí misma, intentando alejar el temor que se iniciaba a crear en su pecho. Cerró los ojos y regañandose se obligó a pensar en los buenos recuerdos que tenía con Jaque. Con Caín. Y hubiera sido fácil si no le fuera creíble que su marido había matado alguna vez.

- Gatita, si te preocupa lo que te dije; sí, es cierto. Y también es cierto que no dudaría en volver a derramar sangre si fuera necesario. No dejaré que me quiten de nuevo lo que es mío. - la sostuvo contra sí mismo con más firmeza. La castaña se vio obligada a relajarse donde estaba.

Caín tenía una extraña y amorfa manera de mostrarle su amor, pero estaba segura que ni Jaque o ella dudarian de tirar del gatillo con tal de proteger a los suyos. Lo que le hacía estremecer hasta los huesos era que Caín o Jaque no usarían un arma si no fuera necesaria.

Protegerla de mí...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora