Capítulo Especial (p12) Mundo Utópico

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Con cariño para "nayeliFG", quien ha seguido la historia desde hace tiempo y siempre da estrellita al capítulo, aun cuando lo haya hecho ya antes... (¿Cómo le haces?) Gracias por ser fiel seguidora.

-Jaque... despierta por favor, amor...

Esa voz... Jaque la reconocería en cualquier lugar. Baja, ronca y llena de amor. Coraline le estaba hablando de nuevo en sus sueños y quiso gritar que no era él quien necesitaba despertar. Que si lo hacía en ese momento, entonces dejaría de escucharla.

Pero pasó, abrió los ojos para encontrarse acostado en la gran cama con Paula acurrucada a su lado. Se limpió una lágrima que bajaba por su mejilla y sintió el corazón en un doloroso puño que le asfixiaba. Tanto extrañaba a su mujer.

Tú eres la que está dormida, mi amor...

Acarició el alborotado cabello de su pequeña, quien gimió bajito y se acercó al tacto. Eran las cuatro de la mañana, pero sabía que no volvería a cerrar sus ojos para dormir, había perdido el sueño y no tenía ganas de hacer algo más. Caminó a la sala, sentándose en el sofá de piel –un poco mullido por las garras y brincos de Paula- y tomó una botella de licor del estante a su lado. No solía beber y esa botella llevaba años añejando.

La destapó y dio un largo trago, con su mirada perdida en la fotografía donde estaban Aley de niño, con Coraline embarazada y Jaque a su lado, todos sonriendo a la cámara. Otro largo sorbo y otro más. Pronto la mitad de la botella fue vaciada, pero apenas y sentía el adormecimiento de su garganta o lengua. Se requeriría más que una botella para poderlo embriagar y, aunque quisiera quedar inconsciente y olvidar por un rato, no se atrevía a abrir otra botella. Aún era un ejemplo para Paula y Aley, no les daría la imagen de un padre alcohólico. Volvió a colocar el corcho en su lugar y la botella en el estante, sintiendo apenas el gusto en la boca.

Una puerta apenas hizo ruido al ser abierta, pero Jaque ignoró por completo al chico que pasó a su lado, en dirección a la cocina, antes de detenerse y mirarlo con el ceño fruncido. La nariz del menor se estremeció al olfatear, comprendiendo lo que había ocurrido momentos antes sin tener que mirar la botella a medio vaciar en la encimera.

-¿Debo preocuparme?- preguntó.

-¿Sabes? A veces pienso que todo esto es un mal sueño.- dijo el mayor, ignorando el anterior comentario –Siento estar en un sueño y no ser capaz de despertar...

-¿A qué te refieres?

-A veces sueño con tu madre. Otras simplemente escucho su voz, susurrándome cosas. Pero no sé si sea cierto o simplemente es un mal juego de mi mente...

-Tu mente siempre te ha jugado malas pesadas- intentó bromear el menor, pero no obtuvo ninguna reacción del otro.

-A veces parece que esto no está bien. –Una lágrima más abandonó su prisión y otra más cayeron. Aley se quedó de piedra, viendo por primera vez a su padre llorar frente a él. Y aquello fue como un balde de agua helada que le hizo saber en realidad la gravedad de las cosas.

Jaque se sentía tan solo. Toda su vida había estado en soledad, huyendo y escondiéndose de todos y de todo, hasta que encontró en una mujer todo lo que tanto había anhelado en secreto. Coraline lo había aferrado a su lado con su actitud y cariño. Lo había atado con sus bonitas palabras y comidas ricas, así como con esos momentos de silencio y comprensión que le daban sin obligarlo a hablar de lo que no quería. Esa mujer le había permitido limpiar los malos recuerdos con unos nuevos y preciosos que Jaque tanto resguardaba con celos.

Esa mujer que le había regalado todo su amor aun sin recibirlo a cambio en un principio. Quien le había ofrecido un techo donde dormir y ropas que vestir sin esperar que le devolviesen el favor y acompañándole para que se hicieran compañía mutua. Esa hermosa y pequeña mujer que le había dado el regalo de ser padre de dos asombrosos hijos, quienes no se merecían que él se hundiera en su depresión.

Protegerla de mí...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora