Él se levantó horas después, salió del cuarto y al entrar a la cocina miró la nota sobre la mesa. La tomó y leyó mientras soltaba un suspiró cansado y temeroso de saber que había hecho ahora Caín. Realmente le era difícil vivir de aquella forma. Caín pareciera que odiaba al niño –y no lo negaba-, pero Jaque le quería y jugaba con él, decidió ir con Nana Gaby y esperar allí a Coraline, pero luego optó por esperarle en casa, pero al mirar afuera, vio que ya era muy tarde y le preocupaba. Salió de la casa y dirigió a pasos rápidos hasta la casa de Gabriela donde, para su sorpresa y alarma, vio una ambulancia fuera de la casa. Corrió hasta allí y se encontró con unos paramédicos y a Coraline con el niño en brazos mientras estaba llorando y el niño le decía que no llorara.
–Coraline ¿Qué sucedió? – preguntó exaltado. Ella levantó la mirada y no pudo evitar abrazarle y llorar en su hombro.
–Nana... Nana estaba... y luego... llegue... y estaba– siquiera podía formular bien las palabras, apenas eran entendibles por el llanto y lo rasposa que salía su voz. Él echó una mirada a la ambulancia donde vio que uno de los paramédicos le negaba con la cabeza al otro.
–Coraline, tranquilízate por favor. – ella tomó aire y aclaró su mente para idear la forma en decirle a Jaque.
–Llegamos, pero no abría la puerta y había luces prendidas. –Tomó aire–Entré porque la puerta estaba abierta y ella estaba dómida en el sofá, o eso creí, pero no se movía y luego noté que estaba fría. Y...– volvió a quebrar en llanto y Jaque le abrazó con fuerza y al niño.
–Jaque, has que mamá deje de llorar. No quiero verla llorar. –Le pidió el niño y Jaque le tomó en brazos mientras Coraline intentaba dejar de derramar lágrimas para complacer el deseo de su hijo que le era tan imposible.
–Coraline. Tranquila, ten en cuenta que Nana Gaby ya era una mujer mayor. – Pronto se acercó uno de los paramédicos.
–Disculpen. Al parecer tuvo un paro respiratorio. No podemos hacer ya nada al respecto. – Puso una mano en el hombro de Coraline e hizo un poco de presión en muestra de lamento.
(...)
Pasó un corto periodo y fue el funeral. Sólo veía viejos amigos de Gabriela y algunos pocos familiares como sobrinos que no lloraban su ausencia. Al parecer ella no era muy apegada a su familia. Coraline cargaba a su niño en un brazo mientras sostenía la mano de Jaque y recargaba su cabeza en el hombro de él.
Nana Gaby o Gabriela, había sido como una abuela para Coraline y para el niño, que aun no comprendía la situación. Jaque también se sentía decaído pero no tanto como Coraline. A comparación de la chica, él se veía obligado a mostrarse fuerte para poder ser el pilar de apoyo de la castaña, si él decaía, la chica también lo haría.
Esa tarde, Jaque les llevó al parque para que Coraline se despejara y el niño jugara un rato. Se adentraron a donde casi nadie iba y Jaque subía al niño a sus hombros. Coraline sólo le sostenía del brazo mientras miraba el suelo, decaída. La castaña se sentó a los pies del árbol de siempre, Jaque se llevó a jugar al niño para que Coraline se despejara un rato. Pronto se fue sintiendo mejor y fue a acompañarles en el juego. Donde Jaque perseguía a Aley y Coraline le extendía los brazos y el pequeño iba corriendo a su madre mientras reía y le decía a Jaque que no podría alcanzarlo. Después de un largo rato jugando, el niño se quedó dormido sobre el regazo de Jaque, en su típica posición de "bolita", mientras él le mecía para arrullarlo. Coraline se recargó sobre el árbol y soltó un suspiro.
–Sabes, ese día que encontramos la hoja de Nana Gaby pidiendo a alguien que le ayudase, yo había pedido a mis padres que me alentarán a seguir. Que me ayudaran a tener lo necesario para poder sacar adelante a mi hijo. Aley. – puso su mano sobre la de Jaque, que mecía al niño. –Sólo quería el dinero suficiente para poder tener lo necesario y que no le faltase nada, pero ellos me dieron a una especie de abuela que me ayudó incluso a cambiar el pañal. – Soltó una sonrisa y su casi insonora voz se quebró. –Me dieron más de lo que les pedí y se los agradezco. Fue como una salvación más grande de la que merecía.

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Protegerla de mí...
Manusia SerigalaUna noche común de otoño, ella, pidió algo diferente para cambiar su vida. Algo que le hiciera ver las cosas de otro color, pero nunca creyó que esa petición se cumpliera. Mucho menos que fuera muy literal el "algo diferente que me cambie la vida"...