#22 Parte

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Pasó el tiempo rápido y aún así, la chica, no podía creer lo que había pasado. Recordaba cuando ella tomó esas hojas un tanto sorprendida y miró la firma del licáno, aceptando el compromiso. Pero aún con eso en mano, ella temía que Caín la engañara de nuevo haciéndose pasar por el azabache para que ella firmara el contrato. Incluso buscó en su mirada durante un par de minutos algún indicio que le dijera que quien la miraba expectante era Jaque y no Caín. Al darse cuenta que realmente era el joven a quien ella buscaba, duró otro rato para saber si firmar o no aquel papel. Su mano temblaba y realizó la firma. Su hijo le preguntó el que hacía, pero Jaque le tomó la palabra "Está aceptando el ser mi esposa", su voz fue suave y cálida hacia el niño, quien reprochó diciendo "¡No!, porque es mi mamá" la chica se rió ante la posesión de su hijo y el azabache le dijo "pero no dejará de ser tu mamá. Aparte, me habías dicho que la compartirías conmigo" el niño hizo un berrinche y le miró con el seño fruncido. Quizá arrepintiéndose de haber dicho algo sobre compartir a su madre con el hombre que le había visto desde que nació...

 (...)

La chica ahora preparaba todo para el cuarto cumpleaños de su niño. El tiempo había pasado volando. No quería imaginar cuando él ya fuera todo un hombre. Después de todo, él era su niño.

   Nana Gaby había dejado también en la herencia una cabaña en la playa y el Sr. Gourde había propuesto llevar a la familia él mismo hasta ese lugar, para que Aley conociera el mar en su cumpleaños. El hombre se hospedó en un hotel a 20 minutos de la cabaña para darle privacidad a la familia. La cual se agradecía.

    Se instalaron y el niño corrió por toda la casa para investigar ese nuevo lugar. Pero nada se podría igualar a la sorpresa al llegar a la pequeña terraza y ver una peculiar "piscina" de color verde azulado que no tenía fin. Era temprano, mucho en realidad, como para que el niño estuviera despierto, pero no habían logrado hacerlo dormir desde que se había despertado a las 4 de la madrugada. Ahora eran las 5:40am y no había rastro de que alguien fuera a la playa a esa hora por dos razones: apenas estaba saliendo el sol, y porque esa zona era propiedad privada. La chica seguía sin saber de dónde rayos Gabriela había sacado tanto dinero, porque todo lo que les había dejado no era poco. La carpintería daba buenos ingresos y Jaque había comenzado a estudiar –Petición también de Gabriela el que terminara una carrera- administración, por desición propia. El hombre aprendía rápido y se las había arreglado para sacar adelante el local que ahora estaba a su nombre y de alguna forma mejorar los ingresos. Coraline, por otra parte, también se metió a estudiar y terminar la preparatoria por internet y ahora estudiaba informática. Eso era lo que ella le apasionaba desde joven. Bueno, seguía siendo joven, pues había cumplido los 23, pues cuando Aley nació, ella estaba  por cumplir los 20.

   Por otra parte, Aley ahora estaba en segundo año de preescolar y el niño se emocionaba, pues el estar rodeado de otros de su misma edad era algo nuevo. De alguna forma la chica ahora era feliz...

Puso a llenar el jacuzzi , y metió al baño para ponerse un traje de baño. Jaque se había metido ya junto a Aley que no dejaba de gritar de emoción porque el objeto redondeado con agua producía espuma. Jaque tenía que cuidarlo porque no dejaba de saltar y hacer cosas extrañas como sumergirse, correr en círculos alrededor del licano, cómo un cachorro que persigue su cola, y, salpicar todo. Coraline le escuchaba desde el baño mientras se sujetaba la parte superior del traje y tomaba una toalla para acompañar a su pequeña y extraña familia en el baño. Salió y atravesó la habitación para abrir la puerta corrediza y unirse al juego con su hijo y su esposo. Deslizó la puerta y una pequeña briza le recorrió las piernas, producto de Aley que entró corriendo a la casa gritando, dejando detrás un caminito de agua que le seguía. La chica le miró cruzar a su lado un tanto pensativa, negó con la cabeza, divertida. Su hijo estaba demasiado emocionado. Levantó la mirada y se encontró con el azabache, demasiado tranquilo con una sonrisa en su rostro. Por las contracciones de su pecho y hombros, la chica dedujo que se estaba riendo. Se preguntó el motivo de su risa.

Protegerla de mí...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora