— ¿Qué?—grité— No te entiendo, la música está muy alta.
—Digo que... —comenzó a decir, hasta que Álvaro nos interrumpió.
—Gonzalo, Jessica, ¿donde estabais? Creíamos que os habíais perdido.
—Os perdimos de vista y decidimos esperar aquí —mintió Gonzalo.
—¿Venís a bailar? —preguntó, y yo asentí.
Gonzalo me miró e hizo un gesto de desaprobación pero aún así vino tras nosotros.
Fuimos a la sala central de la casa, en la que la música estaba aún más fuerte y la gente bailaba y bebía como si no hubiera un mañana.
Nos acercamos a los demás y comenzamos a bailar al ritmo de la música. Toda la casa estaba ya llena de gente y apenas había espacio, pero a pesar de todo, seguíamos bailando como si nada.
—Mm... Vaya culazo tienes nena —oí decir a alguien.
Me giré para ver quién era, y para mi sorpresa era Daniel, aquel misterioso chico que Carlos nos había presentado y que hace un rato me había guiñado el ojo.
Me limité a mirarle mal y a mostrarle mi dedo medio y volví a bailar como si nada. Pude observar como aquel chico se reía al ver mi reacción y me lanzaba un beso.Continúe bailando hasta que me entraron ganas de ir al baño, que por cierto, no tenía ni idea de dónde estaba pero con suerte la encontraría pronto.
Tras preguntar a varias personas y subir a la planta de arriba al fin conseguí encontrarle. Esperé unos minutos a que estuviera libre y entré a este.
Salí del baño dispuesta a volver de nuevo con mis amigos cuando me crucé con Daniel.
—Pero bueno, mira quien está aquí. Si es la borde con buen culo —me guiño el ojo.
—Idiota.
—No, me llamo Daniel, encantado —sonrió.
—Ya nos conocíamos, ah, y el placer no es mío —sonreí falsamente.
—Booorde —canturreó.
—Pelele —contraataqué.
—Antipática.
—Subnormal.
—Antisocial.
—Retrasado.
—Tía buena.
—Agh, imbécil.
Suspiré, este tío comenzaba a cansarme.
—Oh —puso una mano sobre su pecho— Eso me ha llegado a la patata —rió.
No pude evitar reír ante su estúpido comentario.
—Lo que yo decía, eres un imbécil.
—Un imbécil muy buenorro —movió sus cejas repetidas veces.
—Lo que tú digas.
— ¡Ves! No lo has negado.
—Pero tampoco te lo he confirmado, ¡listo!
—Oh vamos nena, sé que estas loquita por mí. Bueno, ¿quién no lo estaría? —me miró con cara seductora.
—Eres un arrogante.
—Y tú una borde.
— ¡Me estas estresando! —grité.
— ¿Estresando o encantando? No te he oído bien —Me guiñó el ojo.
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NUNCA ME VERÁS CAER
Teen Fiction¿Qué pasaría si una relación perfecta deja de serlo tras un trágico suceso? Mejor os lo plantearé de otra forma, quizá así la vida de Jess y de Adam os haya resultado un tanto extraña. ¿Qué pasaría si tu ex, tras más de dos años sin dar señales de v...