Salí del hospital dando saltos de alegría e irradiando felicidad. Sin duda, no había mejor noticia que el que Bárbara hubiera despertado del coma y hubiera empezado algo con Hugo.
Me despedí de Alba y Valeria, que habían decidido volver a sus respectivas casas en metro, y Álvaro y yo pusimos rumbo a nuestro portal.
Pasamos la mayoría del camino entre risas, anécdotas, piques sin sentido y besos que acababan en más besos.
Así, hasta que, cuando apenas quedaban dos calles para llegar a nuestro destino, Álvaro se paró en seco y me miró con cara pícara.Cuando reaccioné y caí en la cuenta de que ya no seguía andando y estaba unos pasos más atrás que yo, paré en seco y retrocedí hacia él.
—Te propongo un reto —dijo cuando me posicioné junto a él.
Le miré algo confusa y esperé a que hablara.
—Hagamos una carrera hasta el portal. Quién llegue antes, gana.
—Ten por seguro que ganaré yo —dije para picarle y reí—. Pero... ¿qué gano?
—Un beso mío.
— ¿Y si pierdo?
—Un beso mío también —contestó riendo.
— ¿Y si ganas tú? —pregunté—. ¿Qué ganas?
—Un beso tuyo.
— ¿Y si pierdes?
—Un beso tuyo también —dijo risueño.
—Mm... ¡Voy a ganar! —grité y comencé a correr calle abajo sin que Álvaro lo esperara.
— ¡Eh, eso no vale! —se quejó a la vez que comenzaba a correr tras de mí.
No había pasado ni un minuto y Álvaro ya me había adelantado.
Y, aunque ambos recibiríamos la recompensa tanto si perdía el uno como el otro, yo quería ganar.
Por lo que, decidí recurrir a mis dotes de actriz.—Auch —grité tirándome al suelo—. ¡Mi pie! —continué gritando hasta que Álvaro paró y se giró para verme.
— ¿Estás bien? —preguntó mientras se acercaba hacia mí, para después agacharse a mi lado.
—Mi... Mi tobillo —gemí e hice una mueca de dolor.
Álvaro me miraba apenado, aturdido y sin saber muy bien qué hacer.
Cuando le miré y le vi pensativo, me levanté rápidamente y comencé a correr.—Prepárate para perder, tortu —grité.
Giré la cabeza para atrás y vi como Álvaro, que seguía aún en el mismo sitio pero ya de pie, reía con cara de "me la has colocado pero pienso matarte".
No pude evitar pararme a reírme de mi chico y su cara, y así pasó, que cuando ni siquiera me lo esperaba, Álvaro volvía tener sobre mí unos cuentos metros de distancia.
— ¡Zasca! —gritó mientras que corría y se giró para guiñarme el ojo.
Reí al caer en la cuenta de lo críos que podíamos llegar a ser los dos y volví a correr para ver si conseguía alcanzarle.
Tras echar la carrera de mi vida, conseguí que apenas centímetros nos separaran, centímetros que se convertirían en metros si dejaba de correr así de rápido, y he de decir, que este ritmo me estaba matando.
Por lo que, la única solución que encontré fue saltar hacia la espalda de Álvaro.
Salté, enrollé mis piernas por su cintura y posicioné mi mano izquierda en su cuello y la derecha en su torso.
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NUNCA ME VERÁS CAER
Teen Fiction¿Qué pasaría si una relación perfecta deja de serlo tras un trágico suceso? Mejor os lo plantearé de otra forma, quizá así la vida de Jess y de Adam os haya resultado un tanto extraña. ¿Qué pasaría si tu ex, tras más de dos años sin dar señales de v...