Capítulo 39.

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Volví a mirar hacia lo lejos, al igual que Valeria y Bárbara. Todas estábamos algo desconcertadas.
Achiné los ojos y volví a mirar. Llamadme loca, pero era un buen truco para ver bien desde la distancia.

—Qué fuerte —dije tras un largo rato observando.

—Yo es que os juro que le mato —dijo Val furiosa—. Bueno, y a ella también —añadió.

—Aún no me creo que nos haya mentido.

—Vamos a hablar con ella —propuso Bárbara—. Pero eh, Valeria —dijo agarrándola del brazo—. Sin matar a nadie.

Todas reímos y nos acercamos hacia la cafetería en la que se encontraban Alba y Raúl.

—Vaya, que sorpresa —dijo Val a modo de saludo.

—Ey, hola —saludó Raúl y nos guiñó el ojo.

—Esto... Hola —dijo nuestra amiga agachando la cabeza.

—Raúl te vamos a robar a Alba un momentito —dije.

—No hay problema.

Las cuatro salimos fuera de la cafetería y comenzamos a hablar.

— ¿Ya te sabes bien el examen? —preguntó Bárbara.

—S-si

— ¡Qué bien! —Dijo Valeria—. Te felicitaría por no dejar nada para última hora, pero eh, ¿cuál es la sorpresa? Ah sí, ya sé. ¡Que no tienes ningún examen mañana! —dijo casi sin coger aire entre palabra y palabra.

—Esto yo... —intentó excusarse.

— ¿Por qué nos mentiste? —pregunté.

—Él me propuso quedar y joder, sabía que no debía, pero es superior a mí. Necesitaba verle.

—Sabes que es un capullo. Tarde o temprano deberás comenzar a olvidarle —explicó Val.

—Y cuanto antes empieces, mejor —concretó Bárbara.

—Tenéis razón —se disculpó—. Lo siento.

—Anda vete y disfruta de tu última cita con él.

— ¡Gracias chicas!

Acompañamos a Alba hacia la entrada de la cafetería. Aunque nada fue como Alba se imaginaba. No, Raúl no la esperaba sentado en la mesa. Raúl se había levantado y estaba sentado en la mesa de al lado, tonteando con dos chicas.

—Vámonos —dijo Alba, y una lágrima cayó por su mejilla—. Debería haber quedado con vosotras desde un principio, no con este imbécil.

— ¿Le vas a dar plantón? —pregunté y ella asintió.

—Supongo que ya es hora de olvidarme de él, aunque me cueste.

—Así se habla —Bárbara y Alba chocaron sus manos.

—Que capulla eres tía —dijo Val riendo y chocando también su mano con la de Alba—. Le has arruinado el ligue y encima le va a tocar pagar a él.

Todas reímos y comenzamos a caminar calle abajo. Nos encaminamos hacia Sol, dónde nos detuvimos a hablar con Hugo y con un chico que le acompañaba.

—Hola Bárbara —saludó sonriente—. Hola chicas.

—Ho..hola —respondió Bárbara, que nada más verle a lo lejos había comenzado a ponerse nerviosa.

—Oye Alba —dijo Hugo—. ¿Sabes si el martes de la próxima semana hay examen de mates?

—Sí, de dos temas.

—Preveo una catástrofe —suspiró.

—Ya somos dos. Yo tendré que ir a clases particulares —añadió el compañero de clases de Alba y Hugo.

NUNCA ME VERÁS CAERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora