Capítulo 27.

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Me levanté cabizbaja y comencé a andar hacia mi casa.
Ni una jodida explicación, ni un 'puedes venirte'.

Nada.

Y eso en parte me cabreaba, o más bien me asustaba.

Iba mirando hacia todos los lados para ver si había rastro de Álvaro, pero nada.
Parecía que se lo había tragado la tierra.

Llegué a mi casa y me tiré en la cama.
Ahora mismo, me sentía fatal, sentía como si el chico al que más quería me estuviese ocultando algo.

Pasé más de quince minutos tumbada, mirando al techo y rayándome sobre dónde y sobre todo con quien podía estar Álvaro ahora.

De repente sonó mi móvil y yo me levanté corriendo a por este, con la esperanza de que fuera Álvaro.

Pero no, no era ningún mensaje de Álvaro, ni algo que tuviera que ver con él.

Era Daniel.

Aunque la verdad, debí haberlo esperado, pues, desde que lo conocí en la fiesta, no había día en que no me mandara un mensaje.
Pero se quedaban eso, en simples mensajes sin respuesta alguna por mi parte.

<< Hay una feria cerca de mi urbanización. ¿Te apetece que vayamos, borde con buen culo? ;)  >>

Leí el mensaje pero decidí no contestarle.
A los pocos segundos me llegó otro.

<< ¿Hoy tampoco piensas contestarme? Jo, estás a punto de perder la oportunidad de salir a dar una vuelta con el tío mas cañón del mundo. Bueno, salir a dar una vuelta o lo que surja XD. >>

Reí ante su estúpido mensaje. Aquel universitario egocéntrico era todo un descarado.

Me acerqué a mi balcón, aún con la conversación con Daniel abierta, y miré hacia la habitación de mi novio.

Pero nada, ni rastro de él y eso cada vez comenzaba a enfadarme más.

Volví a prestar atención a mi móvil.

Daniel parecía no darse por vencido y un nuevo mensaje de él me acababa de llegar.

<< ¿Hola? ¿La chica borde que conocí en la fiesta piensa contestarme? :(  >>

Reí de nuevo y decidí hacer algo de lo que estaba segura que más tarde me arrepentiría. Pero teniendo en cuenta que estaba enfadada porque mi novio se había marchado de nuestra 'cita' sin dar explicación alguna, decidí no dar mucha importancia.

<< ¿A qué hora y dónde, idiota? >>

La respuesta de Daniel no tardó en llegar.

<< Yupi, ya puedo morir tranquilo. A las siete paso a buscarte a la estación. >>

<< Está bien, pero no te emociones eh. Hasta luego pesado. >>

Solté mi móvil, me coloqué la ropa que llevaba puesta y me di algo de base y rímel para disimular que hace un rato había llorado.
Salí de mi casa mirando a todos los lados, con la esperanza de poder encontrarme a Álvaro por algún lado y que me diera una explicación coherente para que así mis inquietudes desaparecieran.
Pero no, no vi a mi novio en todo el camino.

Llegué cabizbaja a la estación.
Daniel ya se encontraba esperándome sentado en un banco.

—Hola —saludé tras acercarme.

NUNCA ME VERÁS CAERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora