Capítulo 56.

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Manuel no respondió, y, haciendo caso omiso a mis palabras, continuó con aquellos movimientos tan seductores que comenzaban a provocar que mi corazón fuera a mil.

Me volteé para mirar a Manuel e intentar así que este me respondiera. Pero me arrepentí al instante, pues, al girarme nuestros labios quedaron a unos pocos milímetros de comenzar a estar unidos.

Y peor aún, seguía rodeada por los musculosos brazos del inglés, por lo que no podía hacer nada para ponerme en una posición menos comprometedora.

—Pa...para —le rogué y gemí.

— ¿Acaso no te gusta, pequeña Jessica?

—No...no —respondí, pero Manuel no paró—. Déjame en paz, joder —le grité y le pegué un fuerte golpe en su pecho.

Manuel paró y me miró confuso.

Me zafé de su agarre y salí de la cama.

—Mira, no sé qué pretendes conseguir, pero con esa actitud vas mal, chico.

Manuel me agarró las manos e hizo ademán de atraerme de nuevo hacia él, pero yo conseguí escabullirme y pegando un portazo me dirigí hacia la habitación de las chicas.

Hice ruido a posta para así despertarlas, aunque solo lo conseguí con Alba. Esta me miró y, sin necesitar explicación, me hizo un hueco en su cama, y, apretujadas y como pudimos, nos dormimos.

Despertamos a las nueve de la mañana, ya que, aunque tenía puesto el despertador para las diez de la mañana, en Londres era una hora más temprano que en España.

Alba y yo estábamos dispuestas a ir a desayunar, pero Valeria nos detuvo.

—Chicas —dijo para llamar nuestra atención—. Tengo algo muy importante que deciros —dijo seria y tras pronunciar aquellas palabras cerró la puerta de la habitación.

A continuación, se posicionó frente a nosotras y, tras suspirar, se decidió a hablar.

—Creo que tengo un retraso —comentó en un tono casi inaudible.

—Eso no es nuevo, ya lo sabíamos —dije y Alba y yo reímos.

—No, joder, no me refiero a eso —se quejó y automáticamente Alba y yo nos alarmamos.

Valeria nos miró y a modo de respuesta dirigió sus manos hacia su vientre, dónde las posicionó.

—No... No puede ser —dije llevándome las manos a la cabeza—. ¿Hace cuanto que no te viene la regla?

—Hará unos dos meses.

—Es imposible... Lo hiciste con Carlos hace bastante más de dos meses —dijo Alba—. Las cuentas no cuadran —concluyó.

— ¿Por qué solo fue aquella vez verdad? —pregunté alarmada.

—Eh... Bueno.

—Valeria Vega —dije—. Mírame a los ojos y dime que solo te follaste a Carlos aquella vez en la fiesta.

—Esto... Yo... No...

NUNCA ME VERÁS CAERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora