Capítulo 29.

37.1K 1.5K 826
                                    

—Tampoco te hagas el tonto, no me lo pongas mas difícil —solté de golpe, la situación cada vez empeoraba más y yo comenzaba a ponerme nerviosa ante la indiferencia de Daniel y la atenta mirada de Álvaro.

—Jess, te juro que no tengo ni idea de lo que me estás hablando, pero quiero saberlo.

—Que tu novia se acaba de dar el lote conmigo, ya está, ese es el drama del que estáis intentando hablar —soltó Daniel como si nada.

— ¿Que has hecho que? —Gritó Álvaro—. Pf, no me lo puedo creer —dijo y yo agaché la cabeza sin saber muy bien que decir— ¿Piensas decir algo? —insistió el gallego.

—Yo... Es que... Como te fuiste de nuestra cita sin dar ninguna explicación yo pensé que era porque habías quedado con alguna otra chica y pues... —Álvaro me cortó.

—Por favor, Jess, ¿acaso no confías en mí? Quien me llamó era mi madre, me dijo que debían irse a una reunión que había surgido a última hora y que debía cuidar de la pequeña Lucia.

Mierda. Álvaro cuidando de su hermana y yo morreándome con el primer imbécil que piropea mi trasero, ¡bravo Jessica! Sin duda, está vez la había liado hasta el fondo.

—Pero.. Te fuiste sin explicarme nada... Y yo me rayé mucho... Y luego, luego Daniel me habló y quedamos, y no sé cómo, pero acabó pasando y pf —suspiré ante la cara con la que Álvaro me miraba.

—Un momento —interrumpió Daniel—. Jessica, cuando acabéis de discutir, ¿te irás o te quedarás otro rato más conmigo? —preguntó y yo lo miré incrédula, lo de este tío ya no era normal—. Quiero decir, —continúo hablando al ver que no había respuesta alguna por mi parte— Si tienes pensado pasar un rato más conmigo cuando acabéis de discutir, estoy dispuesto a esperar, nena —me guiñó el ojo.

— ¿Pero es que no lo ves, chaval? —Grité—. Tengo novio, que te haya besado no significa que quiera algo contigo, joder.

—Tenías —me interrumpió Álvaro.

Oh no, esto comenzaba a ponerse peor de lo que yo pensaba.

—Álvaro, no —una lágrima comenzó a deslizarse por mi mejilla izquierda, y seguida de esta vinieron muchas más.

Álvaro me miraba distante, aunque más que distante estaba dolido.
Las lágrimas continuaban cayendo por mi rostro.

—Álvaro, yo... Te... Te juro que puedo explicártelo —busqué su mano y la agarre.

—Lo siento Jess, yo te quiero, pero no puedo pasar esto por alto —dijo soltándose de mi agarre.

—Bueno, pues... Yo me voy —nos interrumpió Daniel, que, apoyado en la pared, nos miraba como si nada.

—Nadie te ha dicho que te quedases —mascullé con odio, este chico se desentendía de todo a la primera de cambio.

—Si cambias de idea, estaré por la feria y si no pues... Espero volver a verte pronto, porque seguro que habrá una próxima vez. Recuerda que te dije que caerías, y lo has hecho, muñeca —me miró, me guiñó el ojo y tras tocarme el culo una última vez comenzó a andar como si nada.

— ¡Eres un imbécil! No quiero volver a verte, ¡nunca! —Dije comenzando a llorar.

Cuando Daniel se perdió entre la multitud, volví a mirar a Álvaro.

—Álvaro... —susurré.

— ¿Por alguien tan estúpido me tienes? Estaba en casa cuidando de mis dos hermanas y hablé a Alba para preguntarla si sabía dónde estabas para ir a darte una sorpresa. Me dijo que estabas en la feria y tras un largo rato de convencer a mis hermanas para venir —dijo señalando a dos niñas que reían alegremente mientras daban vueltas en una atracción— vengo aquí, intentando sorprenderte, y el que se sorprende soy yo. Pensaba encontrarte con alguna amiga, no morreándote con un tío, que por cierto, ¿quién es?

NUNCA ME VERÁS CAERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora