Capítulo 60.

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Tosí con fuerza para conseguir así la atención de Marcos, Manuel y Aaron.

Aún no podía asimilar que Manuel hubiera sido tan capullo como para besarme justo cuando Álvaro se encontraba tras de mí.

Sentía rabia, pero a la vez alegría, pues, aunque quizá hubiera sido mejor no haber escuchado esa conversación, ahora al menos podía saber el por qué Álvaro volvía a España.

—Oh, hola Jessica —saludó Manuel tras percatarse de mi presencia y cambió su posición hasta el lado en el que yo me encontraba.

El camarero me entregó las tres consumiciones que había pedido, y, bajo el "ataque" de rabia acumulada por la increíble cara y falsedad de Manuel, decidí actuar.

—Mm... Ven aquí —dije en modo seductor y me acerqué hacia los labios de Manuel.

Noté como este comenzaba a acercarse hacia mí, y, aprovechando que estábamos prácticamente pegados y que Manuel se encontraba distraído me separé y le vertí una de las bebidas por encima.

—Oh, mierda —se quejó este.

—Esto para que aprendas que vas a marcar territorio con quién yo te diga —grité.

Y, una vez dicho eso, cogí las dos bebidas restantes y volví con mis amigas.

Pasé el resto del tiempo sentada en aquel sofá y sin dirigir la mirada a Manuel, quién aún lucía empapado.

El camino de vuelta a casa transcurrió en silencio, pues, con la tensión que yo había creado con Manuel en la discoteca, nadie se atrevía a comentar nada.

Al día siguiente, las chicas y yo nos levantamos temprano, pues debíamos ir a nuestro nuevo instituto a hacer la matrícula.

Desayunamos, nos vestimos y nos marchamos hacia el que a partir de mañana sería nuestro nuevo instituto, que, por suerte nos pillaba bastante cerca del piso y era fácil de localizar.

Llegamos allí y una mujer mayor nos atendió. Nos dio una serie de papeles y nos pidió que los rellenáramos. Cuando terminamos, volvimos a contactar con aquella mujer y ella misma nos guió hasta el despacho del director.

Una vez arreglados todos los papeles, volvimos al piso.

Durante el resto del día no hicimos gran cosa, los chicos no estaban, cosa que en parte agradecí, por lo que las chicas y yo decidimos ver un maratón de películas románticas.

El día estuvo bien, sí, solo que, el ver semejante tipo de películas justo cuando andabas en plena época de mal de amores no era lo más adecuado.

(...)

—Qué pereza me da tener que empezar las clases —se quejó Valeria mientras íbamos de camino al instituto.

—Tengo sueño —me quejé.

—Creo que no deberíamos habernos quedado hasta tan tarde viendo películas —comentó Alba.

Asentí.

Llegamos al instituto con el tiempo algo justo, por lo que agradecimos que ayer la secretaria nos explicara cómo se iba hacia nuestra clase.

— ¿Tú? —gritó Valeria al entrar en clase y ver quién sería nuestro profesor.

A pesar de que aquel hombre no le habría entendido, las tres pudimos notar como comenzaba a ponerme tenso.

— ¿Quién es? —pregunté a Valeria mientras nos sentábamos en los únicos sitios que quedaban libres.

—Esto... Bueno... Veréis... ¿Os acordáis de aquel inglés con el que me lié hace dos días en aquella discoteca?

Alba y yo asentimos.

NUNCA ME VERÁS CAERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora