Capítulo 14.

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Alba y yo presenciábamos cómo Carlos y Sheila se daban el lote al final del pasillo que conducía a los baños.

—No me puedo creer que esos dos se estén besando —susurró Alba con odio.

—Será imbécil —dije—. Y encima va y dice que se iba a su casa —añadí malhumorada.

—Este se va a enterar, nadie toma el pelo a nuestra mejor amiga.

—No creo que ahora mismo esa sea la mejor idea.

— ¿Tú crees? ¿Qué tendría de malo ir y dejarle claro que con Valeria Vega no se juega?

—No tendría nada malo, pero al fin y al cabo nosotras no somos las que tenemos que decidir qué hacer o no.

—Tienes razón. Eso es cosa de Val.

— ¿Cuando se lo diremos? —pregunté.

—Lo mejor será decírselo ya.

—Está bien, vamos a su casa.

—Vale, pero primero vamos a buscar otro baño, tengo que retocarme y además ya no aguanto más, ¡juro que será la última vez que pida una botella grande de Coca Cola! —dijo Alba, y ambas comenzamos a reír.

Dimos media vuelta y salimos de aquel pasillo, dejando allí a Carlos y a Sheila besándose como si nada.

Menos mal que no nos habían visto.

La verdad es que no era de extrañar, Sheila no era una santa y cada día andaba con uno y Carlos era conocido como uno de los Playboys del instituto, así que no, no me parecía raro en absoluto.

En el fondo todos sabíamos que esto iba a pasar. Pero el problema era cómo se lo diríamos a Val, ella estaba súper colada por Carlos desde hace tres años y cuando al fin consigue algo con él, va él y la cambia por otra a la primera de cambio. 

Aunque no creo que Carlos quisiera cambiarla, si no estar con las dos o con sabe cuantas más a la vez. Aunque ahí estábamos Alba y yo para impedírselo.

Tras encontrar un baño y esperar a que Alba limpiase el rímel que manchaba su párpado y de que se 'deshiciera' de más de medio litro de Coca Cola pusimos rumbo a casa de Valeria.

Llegamos a su casa sobre las ocho, tocamos el timbre y nos abrió su madre.

—Hola chicas —nos saludó esta.

—Hola Victoria —sonreímos.

—Valeria está en su cuarto, pasad.

Fuimos a su habitación y cuando entramos Valeria estaba sentada en su cama con él móvil, seguramente estaría hablando con Carlos.

—Hola perras -dijo levantándose y abrazándonos— ¿Que os trae por aquí? Apenas hace una hora que nos vimos.

—Bueno, pues verás... —comenzó a decir Alba con cierta inseguridad.

— ¡Espera! ¡Ya lo sé! ¡No me lo digáis! —gritó risueña.

— ¿Enserio? ¿Qué sabes? —pregunté inquieta.

—Pues lo obvio... ¡Qué no podéis vivir sin mí! —rió.

—Eh... ¡Claro! —mintió Alba.

—Pero eso ya lo sabía —comentó riendo— Estoy súper contenta, ¿a que no sabéis con quien hablaba?

— ¿Con Carlos? —pregunté, aún cuando ya intuía la respuesta.

— ¡Sí! Me ha propuesto quedar mañana por la tarde.

— ¿Mañana? Te recuerdo que el martes tenemos examen de lengua.

—Lo sé. Pero me las apañaré, tu tranquila. O que pensabas, ¿qué diría que no al buenorro de Carlos Velázquez?

Agh, maldito Carlos -pensé-. 

Por nada del mundo debíamos dejar que Carlos engañase a Val.

—Como tú quieras, pero que sepas que si suspendes ese examen estás muerta —la miré con cara amenazante y las tres comenzamos a reír.

—Estoy hiper-mega contenta —dijo mientras reía y hacia aspavientos con sus brazos— ¡Al fin he conseguido lo que tanto quería!

—Ya... Bueno... Jess y yo queremos decirte algo.

— ¿El qué?

—Pues que verás... —comenzó a decir Alba bajo la atenta mirada de Valeria— Carlos... Carlos ¡está muy bueno! —soltó mi amiga intentando salir del paso.

Miré a Alba con cara de: 'debías decírselo', pero al fin y al cabo sabía que yo tampoco podía hacerlo. Era nuestra mejor amiga, y se la veía muy feliz ahora. Puede que si se lo ocultábamos, cuando se enterase fuese peor, pero al menos así podría disfrutar por un tiempo de lo que tanto llevaba esperando.

—Nena, eso ya lo sabía. Pero ahora es solo mío —rió y nos sacó la lengua.

—Se ha hecho tarde, debemos irnos —dije.

—Está bien, mañana nos vemos chicas. Gracias por ser las mejores, os quiero —nos abrazó.

—Nosotras también te queremos —sonreímos.

Terminamos de despedirnos de Val y pusimos rumbo a nuestras casas.

—Tía me siento fatal, deberíamos habérselo dicho —dije.

—Ya lo sé, pero puf, se la veía tan contenta. Al menos que lo disfrute todo lo que pueda.

—Sí, tienes razón. Solo espero que después no se enfade con nosotras —comenté y Alba asintió.

Llegué a mi casa cerca de las diez y nada mas entrar al portal me crucé con Álvaro. Tenía toda la cara pintada de dibujitos rosas pero aún así seguía estando guapísimo.

—Hola 'nena' —reí.

—Retira eso o te hago cosquillas —dijo acercando sus manos hacia mí.

—Mm... No —reí.

—Tú te lo has buscado —comenzó a hacerme cosquillas.

—Está bien, ¡lo retiro!

— ¡Wee! —Chilló cuan niño pequeño—. Me alegra haber descubierto que las cosquillas son tu punto débil —dijo mientras continuaba haciéndome reír.

—JAJAJA pa-para —lo miré mal— Y dime, ¿qué haces así?

— ¿Te refieres a mi cara? —preguntó—. Reconoce que estoy muy sexy —puso morritos.

—Lo reconozco, eres el feo más sexy que conozco —le saqué la lengua.

—Recuerda que sé que las cosquillas son tu punto débil —canturreó.

—Bien, rectifico. Eres el guapo mas sexy que conozco.

—Así mejor —dijo acercándose a mis labios.

—Te quedarás con las ganas, 'princesita' —reí y me aparté—. ¿Vas a decirme que haces así o tendré que quedarme yo también con las ganas?

—Aunque no debería decírtelo porque no has querido besarme, te lo diré porque si no pensarás cosas que no son. Mi hermana Lucia se aburre y pues en vez de pintar a sus muñecas me pinta a mí.

—Tu hermana me cae bien —reí— ¿A dónde vas así?

—Al coche de mis padres, mi hermana se dejó el peluche ahí esta mañana y sin él no puede dormir.

— ¿Tu hermana solo o tu también? —le saqué la lengua.

—Me estás dejando la autoestima por el suelo —me dijo a la vez que me miraba apenado.

—Si yo te quiero, pero...

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¡Muchísimas gracias por todo el apoyo que estoy recibiendo! HASTA AHORA, ¿QUE CHICA Y QUE CHICO OS ESTÁ GUSTANDO MÁS?

NUNCA ME VERÁS CAERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora