Capítulo 14

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Alan

Al llegar a mi casa tome un baño, deje el agua de la ducha correr por mi cuerpo al mismo tiempo que el sueño y el cansancio me invadían.
Había tenido una semana intensa, necesitaba dormir por largas horas para recupararme.

Salí y luego de secar mi cuerpo y colocarme un bóxer deje que mi cuerpo caiga en la suavidad de mi cama. Me estremecí al sentirlo tan fria, julio traía consigo un invierno duro.

Sin perder tiempo encendí la calefacción y me tape con mi gruesa manta.

El recuerdo de Emi, junto a mi, en el parque me envolvió cuando el sueño me estaba ganando. A penas habíamos conversado en aquel tranquilo lugar, pero no importaba, nada se comparaba con el hecho de tenerla en mis brazos y ver su rostro iluminado por los rayos del sol.

Tenerla en mis brazos se sentía bien,
que sus ojos me miren se sentía bien,
que sus manos me acaricien se sentía bien, que su sonrisa sea debido a mi se sentía bien.

Emi me hacia sentir bien.

Y nunca dejaba de sorprenderme.

Era una excelente cocinera, en mi defensa hacía mi desconfianza debía decir que jamás ninguna mujer, con la que había salido, me había cocinado.

Sin duda Emi me sorprendía en todo momento y aquello me encantaba.

(...)

—Asi que se acordaron que tenían un hijo ¡Abandonadores!

Reí al ver como mi madre corría a mi padre y se acomodaba la ropa mientras bajaba de la isla de la cocina.

—Ni siquiera quiero pensar que estaban por hacer aquí, donde desayuno todos los días.

Mi madre tapó su rostro, el cual estaba muy rojo por la vergüenza, y se marcho hacía su habitación.

Escuche la carcajada de mi padre y me uní a él.

—¡Espero que luego de veinticinco años de matrimonio tengas una vida sexual como la de nosotros!

—¡Deja de decirle eso al niño que lo vas a traumar!—escuche a mi madre que gritó desde arriba.

Negué con la cabeza mientras abría el refrigerador buscando algo que comer.

—¿Cual fue el veredicto?

—Culpable—dijo mi padre—la justicia actuó justamente, y por suerte le di paz a esa familia—suspiro mientras se sentaba—estos son los casos que cansan hijo, por que a pesar que parece desde un principio un juicio resuelto, siempre vas a tener a un colega defendiendo su caso más allá de lo incorrecto socialmente establecido.

—Asesinos, violadores, ladrones.

—Exacto.

—Pero existen fallas en el sistema.

—Siempre, leyes que no se aplican correctamente, gente corrupta, condenas que no se cumplen, y en varios casos gente incriminada como culpable que no lo son. Es un trabajo difícil.

Luego de que la charla siguiera con mi padre por más de una hora, mi madre se unió a ella.

—Creo que iré a dormir un poco, aún estoy cansado.

—Nosotros también deberíamos descansar—dijo mi madre acariciando el cabello de mi padre.

—Y a terminar lo que empezaron hoy—dije mientras subía.

—¡Alan!—Escuche que mi madre me regañaba y me reí de aquello.

Sin duda la tendría así un tiempo.

Eres MiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora