Capítulo 46

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Alan

Un mes.

Un puto mes se cumplía de su desaparición.

Un mes en el que ninguna pista nos llevaba a ella, un mes sin oírla, sin verla, sin sentirla.

Me estaba matando todo aquello, cada día me torturando viendo las fotos que él enfermo de Nicolás había dejado en el móvil.
Había cambios en ella, sus ojos no brillaban y sus mejillas estaban mas pálidas, o simplemente era yo que me veía reflejado en aquellas fotos.

Aquel día simplemente había acabado con nosotros, la ilusión se apago cuando comprendímos que todo eran una trampa de él.
Siempre iba un paso adelante, siempre lograba lo que se proponía.

Nadie lo dijo pero algo en nosotros se rompió. Poco a poco se vio reflejado Jack había vuelto a su trabajo, mis padres igual, nuestros amigos seguían juntándose conmigo y de vez en cuando las risas sonaban por la casa.

Y yo estaba ahi en un rincón sin reír de verdad, sin sentir.

Se habían llevado el amor de mi vida ¿Como podía seguir? Era algo incomprensible para muchas personas pero no era difícil de entender.

Yo elegí amar a Emiliana, yo elegí por primera vez en mi vida entrar mi corazón y confiar ciegamente en aquella mujer hermosa.

¿Como poder reemplazar ese sentimiento de libertad, esa alegria que sentia solo por saber que estaba en mi vida, conmigo?

Me levante de la cama y sentí que todo a mi alrededores giraba.

—Alan debes dormir—dijo mi madre mientras me tomaba de los hombros, coloco su mano en mi frente y nego—aun tienes temperatura.

—Estoy bien.

Pero lo cierto es que no lo estaba, mi cuerpo parecía desvanecerse en cualquier momento, lo sentía pesado.

Las manos de mi madre me empujaron sin mucho esfuerzo haciendo que caiga sobre la cama otra vez.

—Te traeré algo de comer y bañate por favor.

Tome la manta y me tape con ella.

Mire por mi ventana el sol brillaba con intensidad y mi movil marcaba que hacía más de 30°C pero aquel calor no llegaba a mi cuerpo.

Cerre los ojos y pense en ella, deberíamos estar en la playa.

La imaginé en su bikini bajo el sol sonriendo. Imaginé su cuepo siendo mojado por el mar, la imaginé en mis brazos mientras estábamos sentados sobre la arena.

—Come por favor.

Pidió mi madre mientras acariciaba mi cabello.

El olor a sopa invadió mis sentidos, pero mi estómago no reaccionó ante eso.

—Se que estas mal cielo, pero necesitamos que seas fuerte. No ayudas en nada si te hechas a perder.

—Yo solo...—suspire mientras me sentaba—¿Como podría seguir?

—Teniendo fe. La encontraremos.

—Yo necesito saber como esta.

—Emiliana es una mujer inteligente, estará bien.

~~*~~

Emiliana

Sentí como una lágrima caía por mi ojo derecho con fuerza, no hice el refuerzo en limpiarla, solo me quede parada mirandolo con odio.

Eres MiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora