Capitulo 27

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Alan

Abrí lentamente mis ojos, la habitación se encontraba totalmente oscura, parpadee varias veces los sentía irritados, quizás debido a la falta de sueño.

Emi se encontraba durmiendo todavía a mi lado, irradabia un calor único, tentador. Su hermoso rostro se veía pacifico sobre mi pecho, y con su mano se aferraba a mi, parecía no querer que me vaya.

Con cuidado me aleje de ella y fui al baño. Suspire cuando me vi al espejo, estaba cansado. Volver a la universidad después de las vacaciones me había costado, todavía mi cuerpo no se acostumbraba a los horarios. Me dolían los músculos y mi rostro estaba levente adornado con ojeras.

Después de hacer mis cosas me dirigí a la cocina. Tarde más de diez minutos en comprender como funcionaba la cafetera, finalmente sonreí cuando sonido indico que el café estaba listo.

Emi seguía durmiendo, su cuerpo, ahora, ocupaba el total de la cama.

Me debatí entre despertarla o no, pero el café en mi mano fue motivo suficiente para hacerlo. Era la primera vez que hacía algo para otra persona.

Además había otra cosa que quería darle.

Deje las tazas sobre la mesa que había junto a su cama y toque el bolsillo de mi pantalón, comprobando que la caja este allí.

—Emi—la llame mientras acariciaba su cabeza, pero no obtuve respuestas.

Destape un poco su cuerpo y me deleite con el color de su piel.

Sin poder evitarlo acaricie el largo de su espalda hasta el comienzo de la curva de aquellas nalgas redondas y perfectas.

Su cuerpo pareció reaccionar ante mi caricia, pero seguía sin despertarse.
Me acomode sobre ella y repartí besos suaves por su columna hasta su cintura.
La escuché suspirar y bese su nalga derecha.

—Alan...—Susurró y acerque mi rostro hasta el de ella.

—Buenos días princesa —le dije mientras besaba su mejilla.

Su mano se dirigió a mi cabello y me guió hasta su cuello.

Su respiración se agitaba mientras sus manos luchaban por agarrarme. La gire, haciendo que quede de frente a mi.

Sus ojos color miel pronto se encontraron con los míos.

Iba hablar, decir algo pero sus labios me atacaron, besando mi mentón, bajando por mi cuello. Sentía sus manos en mi espalda, acercándome más.

El calor de sus labios en mi era una sensación nueva, indescriptible, me hacía olvidar de todo menos de ella.

Mis manos no perdieron tiempo y acaricie su cuerpo, deteniéndome en sus pechos, masajeando suavemente, jadeo cuando le quite la prenda que me impedía tocarla.

Sentir su cuerpo temblar ante la anticipación de lo que iba hacer me enloqueció.
Mis labios probaron cada parte de sus pechos desnudos, sentía que jamas iba a tener suficiente de esto.
Recorrí su abdomen con mi mano, llegando al inicio de la única prenda que tenia puesta.

Me aleje un poco para mirar su rostro. Queria notar cualquier rastro de incomodidad, pero nada de ello se reflejaba en el rostro de Emi.
Sus mejillas estaban sonrojadas, su pelo revuelto, su respiración agitada y en sus labios tenía una vaga sonrisa.

—Continua—me pidió.

—¿Segura?—le pregunte mientras mis nudillos acariciaban la parte baja de su abdomen.

—Segura.

Sin dejar de mirar sus ojos baje mi mano, tocando aquel lugar que nunca había explorado.

Me deleite al sentir su calor, su humedad y al ver la expresión de su rostro enloquecí.

Eres MiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora