Eres Mia

Un poco de otra historia...

Sofia

54... 55... 56... 57... 58... 59... 60...

Contar las vuelvas del ventilador, no me ayudaba a dormir.

Giraba en la cama sin saber que hacer. Tome mi smartphone y comencé a navegar por las redes sociales, rara vez encontraba algo interesante.
Me resigne cuando encontré vídeos de como solucionar cosas cotidianas de maneras extrañas ¿De verdad las personas usan tanta silicona liquida?
Bloquee el móvil mientras lo lanzaba a un lado.

Colocándome las pantuflas me levante de la cama, tenía sed, el calor, aún a esta hora, se seguía sintiendo.
Llegue a la cocina y suspire era una casa hermosa, el sueño de cualquier persona, una combinación perfecta entre el hogar y un lugar para descansar.

Abrí la heladera y me sorprendí al ver la cantidades de aguas saborizadas de diferente gustos. Tome la botella de manzana que se encontraba abierta y no tarde en servir y tomar un gran trago. El liquido afrutado y frío recorrió mi cuerpo llevando con sigo una hermosa sensación de frescura.

Aún así seguía sin sueño.

Volví a guardar todo y mi vista se dirigió al patio. Los ventanales mostraban una hermosa vista, la luna brillando reflejada en la piscina, las luces suaves le daban un toque de calidez.

Sin poder evitarlo salí hacia aquel lugar. Cerre los ojos al sentir una leve brisa chocar con mi cuerpo.
Era una noche hermosa, de esas que te dan ganas de tirarte en el césped y hablar por horas mientras se contempla el cielo.

Camine hasta el borde de la piscina estaba tentada a tirarme de cabeza en ella, pero no tenia toalla y no quería quedarme mojada. Además no era mi casa, no quería abusar de la gentileza de Daniel.

Me estremecí al pensar en él, mis recuerdos volaron hacia un pasado no tan lejano pero los aparte rápidamente mientras negaba con la cabeza.

Me saque las pantuflas y me senté dejando mis pies y parte de mis piernas en el agua.

Tarareé una canción que había llegado a mi cabeza.

—Quisiera que la estuvieras cantando—me quede en silencio cuando lo escuche—No pares por favor, tienes una voz hermosa.

—Fue solo el momento—respondi mientras pensaba la manera de huir de allí.

No debí levantarme de aquella cama.

—¿Sin poder dormir?

No me gire para verlo y sentí como se recosto a mi lado.

—Que noche maravillosa.

Mi mirada se elevo al cielo, ciertamente lo era.
No pude evitar mirarlo cuando baje la vista. El aún contemplaba las estrellas con una gran sonrisa.

Mordí mi labio para evitar que salga alguna palabra. Era un hombre increíblemente bello, senti como mi estomago se tensaba.

—Parecen hermanos con Alan—dije para despejar mi mente. Él giro su rostro hacia mi, aun con la sonrisa.

—¿Si? somos muy unidos. El siempre estuvo para mi. Emiliana es buena, se merecen.

—Tienen una linda relación.

Un silencio incómodo se formo entre nosotros.

—¿Como has estado?

—Muy bien y ¿Tú?—mire a las estrellas nuevamente, era más fácil hablarle sin mirar sus hermosos ojos.

Moví mis pies en el agua, salpicando un poco.

—Bien...—suspiro—yo quise contactarte pero no tenía...