Emiliana
Respire hondo, intentando tranquilizarme.
—Eso es Emi—me ánimo Betty, la psicóloga del hospital quien ya me había asistido en la ocasión anterior.
Estoy en el hospital, estoy a salvo.
Me repetía una y otra vez.
—¿Cuando podré irme?—pregunté para alejar otros pensamientos que me atormentaban.
—Primero debes recuperarte, estas débil y tienes heridas por sanar. Date tiempo.
—No quiero estar aquí.
—¿Por qué no Emiliana? Después de todos tu elegiste una carrera la cuál implica trabajar aquí, en este ámbito.
Suspire mientras miraba los dedos de mi mano.
—Estar aquí como paciente solo me recuerda lo que sucedió. No quiero seguir recordando.
Betty me tomo la mano llamando la atención.
—Pero sucedió y tienes que vivir con ello, no puedes ocultarlo y fingir que no paso. Tienes que aceptarlo, enfrentarlo y sanar las heridas más duras, las del alma. Solo así podrás ser feliz.
Sentí las lagrimas en mis ojos.
—El se mató porque no pude amarlo.
—No Emiliana, el se mató por que era una persona enferma que no recibió la ayuda correspondiente a tiempo.
—Yo no quería que esto terminará así.
En verdad no quería esto, dentro de mi siempre albergó la ilusión de que Nicolás recapacite y se de cuenta que lo nuestro no era posible. Queria que él se enamorara de forma sana de alguien, que forme la familia que un día me conto que deseaba.
—Tienes que tener claro eso, tu no fuiste la causante, tu fuiste la victima de una persona enferma.
Asenti, un poco indecisa en mi cabeza las preguntas no dejaban de sonar ¿El seguiría vivo si no me hubiese conocido? ¿Hubiera pasado lo mismo con otra mujer? ¿Porqué lo hizo?
—¿Necesitas algo más?
—Quiero verme—ella me miró sin entender—mi padre quitó el espejo del baño, al parecer no quiere que me altere.
Ella rió suavemente mientras negaba.
—Jack... sin embargo tiene razón no debes alterarte, pero te ayudaré con esto, iremos dando pequeños pasos ¿Esta bien?—asenti—ya vuelvo.
La habitación quedo en silencio por primera vez en tres días cuando se fue.
No podía recordar un segundo en el que haya estado sola. Mis amigos, mi padre, mi tia, mis suegros todos habían estado a mi lado, incluso Danniel había venido. Todos excepto AlanSonreí cuando recorde a mi padre hablandome.
—Alan esta siendo un grano en el culo, perdona la expresión hija pero es el peor paciente que he tenido ¡Y eso que es mi yerno! En verdad estoy planteandome la posibilidad de tenerlo bajo los efectos de los calmantes.
Lo habían dejado más tiempo por que sus estudios de sangre no habían arrojado los datos necesarios para otorgarle el alta.
Betty entro a la habitación trayendo un gran espejo cuadrado y un padre enfadado.
—No me mires así—le pedí.
—Yo solo no quiero alterarte hija.
La preocupación que sus ojos transmitían me aplasto ¿Acaso no veía que esta con él? ¿Por que se preocupaba tanto? Mi estado no podía empeorar.
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Eres Mia
Romance*NO SE ACEPTAN ADAPTACIONES DE NINGÚN TIPO* Emiliana, una chica como cualquier otra, solo su triste pasado la diferenciaba de otras. Alan, un joven como cualquier otro. Su atractivo y encanto eran una combinación perfecta. Ambos comenzaban la univer...