Capítulo 52

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Alan

La imagen que había creado en mi cabeza no le hacía justicia.

Más de una hora llevaba mirandola y me deleitaba con su rostro bañado por la luz del sol, amaba ver como aquellas expresiones de paz y felicidad que un día tuvo, hoy volvían día a día lentamente.

Estiré mi mano y la posé en su vientre, pronto los movimientos se hacieron presente.
Suspiré aún sin poder creerlo ¿Cómo se podía contemplar la magnitud que implicaba ser padre? Algo, casi, imposible se había hecho posible y estaba aquí en el vientre de Emi moviéndose bajo mi tacto.

-—Te noto muy pensativo.

La voz de Emi me hizo levantar la vista.

—Simplemente estoy reflexionando sobre los milagros de la vida—tomé su mano y la besé—vamos agua.

No estábamos muy alejados del mar, la arena caliente se sentía increíblemente relajante bajo mis píes.

El cuerpo de Emi se mojo lentamente en el agua salada del mar. Su sonrisa creció más y con ello la mía.

Tenía puesto un bikini rosado y su hermoso vientre redondeado resaltaba. Nuestro bebé crecía con fuerza cada día aferrándose a nosotros, aferrándose a vivir.
Pero no se dejaba ver, aún no sabiamos que ibamos a tener.
Aunque nos bastaba con saber que estaba sano.

Una mujer con curvas exuberantes se acercó a nuestro lado y sonrió con afecto.

—Barriga linda, vai ser uma menina. É muito redondo.

—¿Una menina? ¿Qué es eso?—preguntó Emi curiosa.

Aquella mujer sonrió y pensó por un momento.

—Niña—hizo señas en su vientre—niña—volvió a repetir.

Emi volteó hacía mi, con la excitación en el rostro, podría asegurar que se pondría a saltar allí.

—¡Una niña! ¿Te imaginas eso?

—Será increíble amor.

La tome de los hombros y la acerqué más a mi.

Brasil, nos tenía encantados.

Las noches cálidas, el ambiente alegre, sus frutas, por favor las frutas eran una locura.

Recorríamos las calles centrales, una gran feria de comifs se extendía delante de nosotros, el olor te invitaba a probar todo.

—Necesito una cerveza, por favor compra una y toma por mi.

—Que petición más rara.

—Lo sé pero deseo una cerveza fría y no puedo tomarla por las pastillas. Verte tomarla sera un consuelo.

—Esta bien, puedo conseguirte un batido.

—De mango por favor, son increíbles. Tendremos que llevar alguno de contrabando.

Reí ante sus ocurrencias.

Un local en particular me llamó la atención, no por lo que ofrecían sino por su nombre.

—¿Que opinas de Mayte?

Emi me miró confundida podía ver como se esforzaba en intentar recordar algo relacionado con ese nombre.
Negue con la cabeza mientras hacia nuestros pedidos.

—Me perdí.

—Ayer en la playa la mujer dijo que sería una niña ¿Que opinas del nombre Mayte?

Pude ver cierto temor en los ojos de Emi, había una parte que parecía no terminar de creer que el embarazo estaba sucediendo. Esa misma parte se negaba a hablar de nombres, comprar ropa, juguetes, una cuna, parecía querer esperar hasta que tenga el bebé en brazos.
Pero yo no era tan paciente, necesitaba pensar en nombres, quería comprar ropa en tamaño diminuto, quería su cama con un oso al lado de la nuestra.

Eres MiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora