Capítulo 45

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Emiliana

Era hora.

Me levante del sillón y deje el libro a un lado. Ni siquiera sabia de que se trataba, había estado días enteros fingiendo que los leía para que Nicolás no me molestara, lo cierto era que mi cabeza solo pensaba en formas de salir de aquel lugar.

Había dedicado mis días a aprender la rutina del personal, a observar el camino que tomaba Nicolás o cualquier persona que salga de aquel lugar.

Camine por la casa, corroborando que no haya nadie, Nicolás se había marchado hace aproximadamente quince minutos, con varias personas.
Desde las ventanas no se veía nadie de seguridad.

Corrí y tome mis zapatillas, me las coloque rápidamente.

La puerta principal para mi sorpresa se abrió con facilidad, mire otra vez, no había nadie alrededor de la casa.

Por primera vez en semanas sonreí y sentí la esperanza de estar con mi familia otra vez.

Corrí.

Tomando aquel camino que observaba cada día, aquel que anhelaba recorrer hacía mi libertad.

No mire hacia tras, ni siquiera hacia los lados.

Mi corazón se agitó cuando a lo lejos vi la ruta, vi pasar autos, vi el camino hacía mi libertad.

Pero todo cambio en un segundo.

Cuando quise reaccionar mi cuerpo estaba contra el suelo.

—¡Dejame! ¡Sueltame!

Su mano me tenía sujetada del cabello, haciendo que mi rostro choque contra la tierra del camino.

Lo pateé pero el ni se inmutó.

—Maldita perra, harás que nos maten por tu culpa.

Sujetándome aún del cabello me levanto del suelo.

Dolía, si que dolía.

—Quizas no debiste involucrarte en el secuestro de una persona.

El rió mientras me llevaba hacia la casa otra vez.

Sentí las lágrimas en mi rostro, había estado tan cerca.

—Llora perra.

—Te arrepentieas de esto maldito hijo de puta.

Su mano impacto con mi rostro y pronto sentí la sangre brotar de mi labio.
Sin contenerme le escupí el rostro manchando su ropa.

—Ahora si estas en problemas bastardo infeliz.

Si algo conocía de Nicolás eran sus celos, su posesividad conmigo. Usaría eso a mi favor.

—Tu le importas una mierda a ese tipo. Solo eres su puta.

Casi largo una carcaja ante lo que dijo ¿en verdad creía que no le importaba? ¿por que pensaba que me tenia aquí rodeada de personas que me vigilen?

Llegamos a la casa y el solo me arrojo dentro haciendo que caiga al suelo.

—No se te ocurra salir otra vez—dijo y llaveo la entrada.

Y por un momento solo me quede allí llorando, descargando mi frustración, mi dolor, odiando mi vida por ese momento, sientiendome sola.

-¡QUE MIERDA HICISTE!-la voz enojada de Nicolás interrumpió el silencio de la casa-¡MIMI TE ESTOY... ¿Mimi? ¿Mimi amor mio que sucede?

Aquel cambio, de enojo a preocupación, en su voz me alerto que era momento de actuar, nunca fui buena actriz pero hoy debía mentir y hacer el mejor papel de mi vida, era eso o terminaría, posiblemente,  muerta.

Eres MiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora