Capítulo 34

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Emi

Mi estómago se contraía una y otra vez, parecía que quería salir por mi boca.

—Emi tranquila, intenta respirar.

Unas manos acarician mi espalda con suavidad intentando, sin éxito, brindarme apoyo, hacerme sentir acompañada. Ni siquiera tenía fuerzas para pedirle que se aleje, que no me vea en esta situación.

Ignoraba como me veía con la cabeza en el inodoro, con los brazos sosteniendo los bordes para no caer dentro de él, ignoraba los ruidos provenientes de la fuerza que hacía para largar lo que se encontraba en mi interior, y el olor a agrio y ácido en el ambiente debido a los jugos estomacales y comida que había vomitado. Sin duda no era una escena muy romántica que merecía ser compartida con otra persona, quería estar sola, pero él no se alejaba.

Una vez que mi estómago se tranquilizó me levante despacio, intentando no marearme. Tome mi cepillo de dientes y coloque la pasta dental, me lave con pereza, mi cuerpo estaba cansado, mis ojos se cerraban, mi estómago dolía.
Me mire al espejo y suspire, mi piel estaba pálida, mis ojos cansados y adornados con grandes ojeras, mi pelo estaba esparcido sin ninguna forma y mis labios secos.

Y de fondo él, apoyado contra la pared de mi baño, mirándome como si fuera lo más bello en este mundo. Aparte la mirada avergonzada y lo escuche reír. Termine de lavar mis dientes y lave mi rostro con jabón para quitar cualquier olor.

—Ve a acostarte yo limpio.

—Alan...

—Debes descansar amor, yo me encargo. Además es mi culpa que estés asi—su mano acaricio mi estómago con delicadeza, muy despacio y sonrió con culpa—ve yo me ocupo.

Sonreí, no tenia otra opción, y bese su mejilla.

Dos semanas habían pasado desde su regreso.

Mi corazón había enloquecido al reconocer que estaba a mi lado.
Nos habíamos besado sin importar quien estaba a nuestro alrededor, para nuestra sorpresa ya estaban acostumbrados a nuestra muestras de afecto.
Sentir sus labios fue volver a respirar, lo extrañaba y, aunque fue difícil reconocer, una parte de mi estaba muy enfadada por que el no estaba a mi lado el día de mi cumpleaños.

—Te extrañe tanto, tanto amor. Feliz cumpleaños.

El parecía negarse a soltarme, sus manos se aferraban con fuerza a nos caderas mientras sus labios recorrían mi rostro.

Sin embargo dos manos me tiraron hacia atrás, alejándome de él. Tylor me había dado el abrazo más fuerte del mundo y le agradecí, sabía dentro de mi que el había sido responsable de aquel regreso repentino.
Me sentí amada rodeada de tanta gente, agradecí en silencio a Dios por darme una nueva oportunidad y poner personas maravillosas en mi vida.
Había comenzado un nuevo año, una nueva vuelta al Sol, de la mejor manera, sin miedo, amada y feliz.

Me acoste y escuche a Alan limpiar pronto el olor a limón pico en mi nariz.

—¿Quieres agua?—negue con la cabeza mientras cerraba los ojos—tienes que ingerir algo.

—Mas tarde. Ven a acostarte conmigo.

—Emi...

—Por favor—le pedí mientras golpeaba el lado libre de mi cama.

Sentí como el colchón se hundía y segundos después su cuerpo me envolvía.

—Parece que apenas nos hemos visto.

—Pero fue asi, la universidad nos separo.

La vuelta de Alan trajo consigo sus responsabilidades atrasadas, la entrega de trabajos, las horas interminables de lecturas para estar en armonía con en grupo, la universidad lo estaba consumiendo mientras que a mi me dejaba tiempo libre.

Eres MiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora