Capítulo 51

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Emiliana

El dolor en mis costillas era persistente, mi cuerpo se esforzaba en tomar aire pero parecia que no podía llegar a mi.

—Maldita perra.

Sus labios sangraban, su cabeza sangraba.

—Dejame por favor, vete, vete.

—Emi, amor...

Las manos de Alan se posaban en mi cuerpo sacudiendome.

—Solo fue una pesadilla, estas bien, estan bien.

Me quede en silencio, analizando todo a mi alrededor.

Estoy en mi hogar, estoy bien, mi bebé esta bien. Alan esta a mi lado.

Aún me perseguía, no me dejaba tranquila.
Me levante en silencio y me dirigí al baño, el agua caliente recorrió mi cuerpo parecía limpiarme de aquellos recuerdos.

Acaricie mi vientre, adoraba que estuviera creciendo. A pesar de que no era muy grande para mi tiempo de gestación, ahí estaba se notaba y era bellísimo.
Cerré los ojos y deje que el agua caiga sobre mi rostro.
Pronto sentí una presencia detrás de mi, unas manos comenzaron a masajear mis hombros.

Ninguno habló, no hacía falta él me entendía, me apoyaba.

Sentí su cuerpo pegado al mío, estaba desnudo, aquello era nuevo, ya que el solía entrar con unos boxer.
Mi cuerpo tembló al recordar como se veía sin una prenda puesta.

Lo sentí alejarse.

—No—le dije mientras tomaba su mano y lo volvía acercar a mi.

Aquello amaba de Alan, el siempre respeto mi tiempo y espacio, jamás me había presionado.

Deje sus manos en mi vientre y suspire, tenía todo lo que mas amaba en la vida conmigo, dentro de esta pequeña ducha.

El calor de su toque parecía quemarme, él era tan ajeno a eso, recorría mi vientre tan lentamente.
Apoyó su barbilla en mi hombro y dejo un beso suave en mi cuello.

Esto se sentía tan bien.

—¿Lista para volver a la cama?

Asenti y cerré el agua.

Alan salió primero y luego tendió su mano para ayudarme.
Verlo desnudo despues de tanto tiempo fue una gloria para mis ojos. Seguía estando un poco más delgado, pero aún así seguía siendo el hombre mas atractivo del mundo.

Al salir tome una toalla que estaba colgada junto a la puerta.

—¿Puedo?—asenti mientras le tendía aquel pedazo de tela celeste.

El ya se había secado, tomó mi mano y me dirigió al dormitorio.
Gotas de agua caían de mi, llegando hasta el suelo, dejando un pequeño camino. No me importó mañana se limpiaria.

Me dejo parada frente a la gran ventana, la noche aun reinaba en toda la ciudad.

Sentí un beso rápido en mis labios, fue tan rápido que no lo disfrute. Pero no tuve tiempo de quejarme, la toalla comenzó a recorrer mi espalda con suavidad, pequeños movimientos circulares, relajandome. Luego paseo por mis brazos y volvió otra vez a mi columna bajando por ahí hasta mis glúteos.
Lo sentí suspirar y luego la toalla comenzó hacer su trabajo en mi culo, secandome con mas lentitud aquella zona. Lo sentí bajar por mi pierna derecha y luego subir por mi pierna izquierda.

—Ya termine aqui—sus labios besaron mi cadera una y otra vez—date vuelta.

Tome aire y asenti, tenía la respiración agitada, la excitación había invadido mi cuerpo rápidamente.
Al girar vi a Alan de rodillas frente a mi, su ojos se posaron en los mios estaban atentos mirando cada detalle de mi rostro. Sabía que estaba buscando algun signo de incomodidad, le sonreí y acaricie su rostro, él se pegó mas a mi mano y luego dejó un beso corto en ella.

Eres MiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora