Capítulo 21

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Alan

Ella olía a limón.

Ella sabía a dulce.

Ella era suave.

Ella era cálida.

Ella era mi perdición.

Ella era mía.

Sentirla suspirar mientras mis labios besaban su cuello era increíble.
Pequeños jadeos salían de su boca mientras la besaba con intensidad.

Quería detenerme, ir más lento, disfrutar cada parte de ella, pero me era imposible. No podía parar, quería más y Emi respondía a esa intensidad.

Sentía el calor de su cuerpo contra el mio, solo mi bóxer y su conjunto de ropa interior rosa impedía que estemos totalmente desnudos.

Mis manos picaban por querer tocarla más, jamás tendría suficiente de ella.

Emi comenzó a besar mi cuello, mientras sus manos se aferraban en mi espalda impidiendo que me alejara, acercándome a ella.

Quería decirle lo bien que se sentía, pero solo un largo suspiro salio de mi garganta.

Me aleje de ella un segundo solamente para volver a besarla, quería quitarle esas únicas prendas que llevaba.

-Alan...-dijo mientras mi mano bajaba la tirita de su corpiño.

Sentí sus manos descender por mi cuello hasta llegar a mi abdomen y alejarme de ella suavemente.

-No Alan, no puedo, no hoy.

Su voz sonó tan ahogada, parecía un lamento y mi pecho se oprimió.

-Amor mirame soy yo.

-Yo se que eres tu, pero no estoy lista.

<<No estoy lista>>

Esa frase hizo que me detenga totalmente, me sacó de mi estado de excitación.

Ella jamás había intentando llegar más allá, siempre me había detenido, siempre se había cohibido.

Sentí como un balde de agua fría caía sobre mi ante el pensamiento que se había formado.

-¿Tú eres virgen?

Necesitaba saber aquello.

Para mi sorpresa Emi comenzó a reír de forma histérica mientras se tapaba el rostro con ambas manos.

-No-dijo ella riendo, pero no me miraba.

Me quede en silencio, pues lágrimas acompañaban aquella risa.

-No estoy lista -confeso mientras su risa se callaba-no puedo, lo siento Alan.

Sus lágrimas seguían saliendo, y sin saber que hacer la traje contra mi pecho, dejándola llorar.

-No te disculpes Emi, me encanta estar contigo sin importar como.

-Pero tú...

-Te deseo Emi, no voy a negarlo. Pero tenerte en ropa interior besándome es un gran consuelo.

Ella rió, y sentí su alivio.

-Te quiero.

-Yo también Alan.

-¿Vamos a dormir?-le pregunté mientras tomaba el cabello y se lo alejaba del rostro.

-¿Tienes que hacer algo mañana?-me preguntó y negué con la cabeza-¿Estas con el auto?-asentí -¿Puedes manejar?-volvi a asentir, confundido-entonces nos vamos.

Eres MiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora