Capítulo 41

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Emiliana

Sus besos invadieron mi rostro, haciendo que me despierte.

—¿Que hora es?—pregunte mientras me deleitaba con el olor a colonia.

Se había bañado y afeitado, lucía realmente tentador.
Me incline y di pequeños mordiscos a su mandíbula.

—Temprano, pero nos iremos en breve.

Asentí mientras me levantaba de la cama y tomaba ropa del armario.

—Prepara el desayuno, iré a bañarme.

El baño frio había ayudado a levantarme, sin embargo al salír de la ducha sentí mi cuerpo transpirado.

Noviembre había llegado, y con eso las temperaturas altas junto a la leve humedad del lugar.

Suspire mientras secaba mi cuerpo.

—¿Crees que estoy bien así? ¿Es muy corto?—le pregunte a Alan señalando el pantalón de jean corto que había elegido.

—Estas preciosa cielo, esta perfecta la ropa. Aunque...

—¿Si?

—Yo eligiria otra otra camisa, no por que te quede mal, pero es blanca y eso con las niñas no va.

—Entendido. Vendré en cinco minutos.

—Lleva traje de baño y una muda de ropa ¡Tambien toalla! Hará calor y Daniel tiene una gran piscina que no querrás desaprovechar.

—Genial.

Tome una camisa color celeste y me cambie rápidamente.

Timbre sonó y aquello me extraño.

—¿Amor puedes ver quien es?—pregunte mientras preparaba una mochila con las cosas que me había indicado.

Solo me faltaban unas ojotas, en mi armario no estaban, tampoco bajo mi cama y dentro de mi cabía la posibilidad de que podía ser una de las tantas cosas que había dejado en la casa de mis padres.

Compraría unas después.

Tome mi mochila y me sorprendí con quien estaba en mi comedor.

—¡Tia!

Su abrazo era tan reconfortante, me hacia sentir en casa, segura.

—Hola cielo—se alejo y me analizo, siempre hacia eso—vine a pasar el fin de semana contigo pero veo que tienen planes.

Sentí que mi pecho se partía en dos, quería conocer a la familia de Alan pero queria pasar tiempo con mi tía.

Lo mire, como pidiendo ayuda, sin saber que decir.

—¿Por que no vienes con nosotros? Te hará bien un poco de carne asada, piscina, naturaleza. Claro si no te molestan dos niñas muy activas.

—No chicos, no quiero interrumpir...

—Por favor, ven. Quiero estar contigo y de verdad seria de gran apoyo psicológico el tenerte ahí.

Ella suspiro y supe que había ganado.

—Esta bien, iré. Pero me debes una salida sobrina/tía.

—Entendí la indirecta, la madre de Tylor es duela de un spa, estará encantada de recibirlas.

Sentí que mi boca se abría ante la información.

—¿Y ahora me lo dices?

—Crei que te lo había dicho —dijo levantando las manos—aqui tienen el café, desayunen.

Eres MiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora