Capítulo 50

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Alan

Mis manos recorrían una y otra vez el brazo de Emi mientras dormía, se veía tan pacífica en este momento.

Habían pasado más de tres semanas, sus hematomas aún no se iban completamente, un color verde y amarillo adornaban partes de su hermosa piel. Los puntos habían sido retirado de su rostro y cabeza, recuerdo sus nervios, como apretaba mi mano cada vez que Jack se los quitaba con una paciencia infinita, mientras el ocultaba el dolor que le causaba hacerle eso a su hija.

La venda que le cubria la cabeza había sido retirada, su cabello largo era cosa del pasado, solo unos pocos centímetros quedaban de el, ya no cubrían mis dedos cuando los pasaba por allí.

Recuerdo martes cuando vine y la encontré con lágrimas en los ojos. Mi pecho se había apretado al ver el dolor en su rostro.

—Soy horrible, no deberías verme.

Se colocó una mano en la cabeza mientras que con la otra se limpiaba enojada la lagrima que había escapado.

—Eres hermosa—le había respondido mientras corría aquel intento inútil de esconderse de mi y besaba sus labios.

Y no mentía, la falta de su cabello no quitaba la belleza que poseía, Emi era arrebatadora, siempre me había impactado con su belleza, con su voz, con su simpleza, con su bondad.
Su cabello corto no cambiaría mi forma de verla, admirarla, amarla.

—Me compraré una peluca.

—¿Por qué?

—Porque no quiero que nadie me mire raro.

—Nadie lo hará, y si lo hacen los ignoras. Nadie sabe lo que pásaste, eres fuerte, estas recuperándote la opinión de extraños no debería ser tomada en consideración ahora.

—¿En verdad crees que me veo linda?

—Tus ojos parecen más grandes, percibo perfectamente cada parte de tu rostro, creo que eres hermosa.

—Siempre sabes que decir.

—Por que simpre te digo la verdad.

Emi se remueve entre sueños poniéndome en alerta, su respiración comienza a agitarse mientras comienza a murmurar palabras que no se llegan a entender.

—Para...

Es lo único que logro descifrar mientras sus manos van a su vientre, pareciera que lo quiere proteger.

Es duro ver como lucha contra sus miedos en sus pesadillas, en aquel lugar ni Jack, ni yo, ni nadie puede ayudarla.

—Emiliana—la llamo mientras sacudo un poco su cuerpo, ella comienza a gritar que "no" mientras lagrimas caen de sus ojos—amor por favor despierta.

Los ojos de Emi se abren, me miran pero en un principio parecen no reconocerme. Sus ojos desorbitados pasean por toda la habitación rápidamente.

—Estas a salvo amor, estan bien los dos.

Es una oración, un mantra que le repito una y otra vez cada vez que tiene pesadillas.

—Estan bien, estan a salvo.

Ella no habla de sus pesadillas pero no es necesario, la forma en que se protege el vientre mientras duerme lo dice todo. Esta aterrada de que algo le suceda al bebé y sus recuerdos de lo vivido con Nicolás la atormentan.

—¿Me ayudas a levantarme?—pregunta con voz ronca. Se había hecho una rutina luego de sus pesadillas ella se encerraba a tomar un baño.

Tome su mano y la ayude a levantarse lentamente, la lleve al baño, abri el agua y le quite la ropa.

Eres MiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora