El friki y el victoriano.

Como un hombre de verdad

- Te amo- dijo finalmente Lysandro.

Armin sintió el mundo detenerse, las palabras del albino habían penetrado lo más profundo de su mente, invadiendo cada uno de sus sentidos.

En aquel momento ni la calle, ni las casas, ni el suelo, ni el cielo, ni la lluvia existían, lo único que podía captar el ojiazul era al chico frente a él, su cuerpo alto, su cabello y piel mojados, sus labios semi morados por el frío y sus intensos ojos bicolor observándolo con algo que el no podía describir.

- ¿Qué dijiste?- pregunto el pelinegro creyendo que había escuchado mal por la lluvia.

Lysandro se acerco hasta él y lo rodeo con sus brazos con en un abrazo protector.

- Dije que te amo- aclaro el albino liberandole para volver a mirarle a los ojos.

- Yo... yo no sé que decir...- contesto el más bajo confundido.

El ojinegro apreciaba a Lysandro, él había sido su primer amigo, le escucho cuando nadie más lo hizo, le comprendió, le brindo una mano, le saco de la oscuridad en la que se encontraba, el chico de ojos bicolor ocupaba una gran parte en su corazón pero ¿Podía aquello que sentía por él victoriano llamarse amor.

- Lo sé, no espero una respuesta tuya ahora mismo, se que es difícil por lo que haz pasado con tu hermano- dijo el poeta sonriendo comprensivo para luego volver sobre sus pasos tomar de vuelta el paraguas que había dejado en el suelo y regresar junto al pelinegro para taparlo con este, acción que a pesar de ser inútil porque ya estaba empapado, le brindo cierto grado de calidez al corazón del ojiazul-, aun así quiero estar a tu lado y protegerte, me basta con saber que estas al tanto de lo que siento.

- No lo entiendo ¿Por... por qué conformarse solo con eso?- cuestiono realmente confundido el pelinegro.

- Por que tengo la esperanza de que con el tiempo dejes de verme solo como tu amigo y comiences a verme como un hombre que puedas amar-respondió el chico de ojos bicolor antes de tomar su mano y comenzar a caminar hasta su casa con rapidez.

"Leigh nos regañara por mojarnos" pensó el albino apresurando el paso.

Armin al sentir la mano del otro cubrir la suya y la calidez que esta le brindaba, se sonrojo por completo, por primera vez pensó que el chico a su lado era realmente un "hombre".

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Un chico alto y de cabello grisáceo decencia del tren, llevaba una gabardina negra y unas botas de cuero que combinaban perfectamente, en una de sus manos una caja de goma de mascar que sacudía una y otra vez producía un ruido rítmico, con la otra mano arrastraba una maleta de rodillos de color azul.

- Así que este es su nuevo hogar- comento al ver el paisaje- espero que te alegres de verme, Armin- susurro lo ultimo con malicia.