¿Como decirle?

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Kentin se encontraba sentado en una de las bancas del patio del instituto, presentaba un semblante triste con la mirada perdida, recordando con nostalgia los días de él y Sucrette en su antiguo colegio.

- Ella siempre se quedaba a comer galletas conmigo- susurro suspirando deprimido para luego regresar al lamentable y solitario silencio.

- ¿Por qué tan deprimido?- le pregunto Armin apareciendo de repente y sentándose junto a él.

El castaño no sabía qué hacer, le daba vergüenza hablar del motivo de su tristeza y a la vez sentía que no podía aguantar más tiempo ocultando su problema.

- Yo... ¿Te recuerdas del día de la feria musical?- pregunto finalmente.

- Claro fue muy divertido, habían muchos dulces, juegos y atracciones, además estábamos todos juntos y Lysandro con esa ropa se veía...- el pelinegro se sonrojo al darse cuenta de que estuvo a punto de decir que el albino se veía atractivo- ..."diferente"....- decidió entonces centrarse en Kentin de nuevo y evitar el tema del compositor y su fascinante atuendo- ¿Por qué sucedió algo en esa feria?

- Yo...yo... en la noria..- el ex militar frotaba sus manos nervioso- bese a Sucrette.

- ¿Estas triste por qué la besaste? Yo creí que ella te gustaba- indago el ojiazul confuso.

- No me gusta, la amo- el ojiverde sintió sus ojos humedecerse un poco- pero creo que ella a mi no, ella luego del beso me abofeteo y no hablamos ni nos miramos hasta que nos bajamos de la noria, luego de eso me ha estado evitando.

Armin analizo un poco la situación antes de contestar.

- Tal vez solo se sorprendió ¿Le dijiste lo que sentías por ella antes de besarla?

- Ahora que lo pienso no lo hice- confeso el castaño un poco más animado- seguro que la asuste o algo así.

- Entonces dile lo que sientes en lugar de rendirte y dejar las cosas así- sugirió el friki sabiamente.

- Pero es que yo soy muy torpe con las palabras cuando estoy frente a ella, terminaría balbuceando como un tonto, si tan solo alguien me diera una guía para tener una idea de que decir.

- Pues yo conozco a alguien que es muy bueno con las palabras- el ojiazul recordó que Lysandro solía escribir poesía y pensó en pedirle ayuda- le pediré su consejo y te diré que me dijo ¿De acuerdo?

Kentin solo asintió agradecido con el otro.

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Lysandro se encontraba en el sótano esperando a Castiel cuando escucho la puerta abrirse.

- Llegaste temprano Cast- saludo sin voltear a ver al recién llegado.

- Hola Lysandro, soy yo- respondió Armin provocando que el otro se volteara a verlo de inmediato.

- Armin hola- le saludo animado por el albino- ¿Me buscabas? ¿Sucede algo?

- En realidad venía a pedirte un favor...

- ¿Un favor? ¿Tienes algún problema?- cuestiono preocupado el chico de ojos bicolor.

- No, bueno yo no... el favor es para un amigo.

- Esta bien ¿Qué necesitas que haga?

- Veras a este amigo le gusta una chica pero es muy torpe con las palabras, por eso pensé pedirte ayuda a ti, eres muy hábil al expresarte y ....

A pesar de que Armin siguió hablando Lysandro ya no pudo entender nada de lo que decía, sentía que su corazón se fragmentaba en miles de trozos.

- Armin ¿A ti te gusta una chica?- pregunto concluyendo que el ojiazul hablaba de sí mismo en tercera persona por vergüenza.

- ¿Qué? No, no, ya sé que la gente suele referirse a sí mismo como "un amigo" pero esta vez si hablo de alguien más realmente.

- Tú me dirías si te gusta alguien ¿Verdad?- el albino puso ojos suplicantes.

- Si lo... lo haría- el pelinegro se sintió avergonzado- ¿Me ayudaras con lo de mi amigo?

- Si, déjame pensar- el victoriano lo pensó y decidió aprovechar la oportunidad- tengo una idea.

- ¿En serio? ¿Cuál?

- Si, hagamos lo siguiente, finjamos que tú eres esa persona amada y yo soy tu amigo, te mostrare exactamente lo que él debe hacer ¿Está bien?

A él ojiazul le pareció un poco extraña la proposición del otro pero supuso que era algo que hacían los poetas.

- Esta bien- acepto algo nervioso.

Lysandro se acercó a él con una sonrisa coqueta y le tomo la mano para depositar sobre esta un delicado beso.

- ¿Qu...qué?- tartamudeo sonrojado Armin.

- Ante todo un caballero- susurro el albino de forma seductora provocando un escalofrío en el otro.

- Si.. si tienes razón- "tranquilo Armin esto solo es actuación, nada raro está pasando aquí" se intentaba calmar a sí mismo el pelinegro.

- Dile a tu amigo que debe ver esa persona directamente a los ojos, la conexión que se obtiene por medio de la mirada es única, te permite expresar todo lo que sientes de una mejor forma- explico el victoriano para luego fusionar de nuevo su mirada con la del más bajo.

- Mirada fija, anotado- respondió el friki sintiendo los ojos bicolores del otro husmear en su alma.

- Entonces una vez hecha esa conexión solo le queda decirle lo que siente.

- ¿Con cua...cuales palabras?- el ojiazul no entendía el motivo pero tener al otro tan cerca y susurrando de forma tan seductora le hacía sentirse muy nervioso.

- Puede decirle algo como: Me enloqueces, tus ojos me hipnotizan, tu sonrisa me da paz, la forma en la que hablas, en la que caminas, tus acciones, todo de ti me fascina- el albino se acercó un poco más al otro y bajo su voz a un tono casi inaudible pero que para el interesado Armin era sumamente comprensible- no sé cómo hacer para que entiendas que te amo.

El friki se sonrojo completamente y sintió su corazón latir tan rápido como para salírsele del pecho e irse saltando hasta otro continente.

- Yo...yo...yo iré a darle el consejo ahora mismo, gracias- chillo rápidamente el pelinegro para luego marcharse de ahí con el poco de cordura que aún tenía.

L.ysandro lo miro marcharse con una sonrisa triste saliendo de sus labios.

- Realmente no sé cómo hacer que lo entiendas- susurro para sí mismo una vez que quedo solo en el sótano.

El friki y el victoriano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora