VEINTIOCHO

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  "Si encuentras a una persona así, alguien a quien puedas abrazar y con la que puedas cerrar los ojos a todo lo demás, puedes considerarte muy afortunado. Aunque solo dure un minuto, o un día." Patrick Rothfuss 

***

―Dame las llaves del auto o te mato― dijo el maleante a Harry.

―No las tengo, las acabo de tirar, mira― él tenía las llaves del auto en la mano y de repente las tiró al vació.

―Muy mala idea amiguito, al parecer estos extranjeros de acento extraño no saben lo que es apreciar la vida― habló Bobbie en un tono amenazador

Luces fluorescentes comenzaron a brillar a lo lejos, el ladrón que agarraba a Harry lo notó y giró.

―Bryan es la policía, tenemos que largarnos de aquí―

Agradecí a los mil cielos por hacer que llegue un carro de policía, por un momento pensé que este sería el fin y que ya no habría una historia que contar después de esto.

Los maleantes se largaron corriendo, fui a ver a Harry quien yacía en el suelo adolorido y seguramente estaba tan asustado como yo.

―Harry tuve tanto miedo―dije llorando sobre su cuerpo

―Tranquila pequeña ¿Te ha hecho daño ese maldito?

―No, estoy bien― dije acariciando su ostro ―Creí que te matarían― una lagrima volvió salir despavorida― No sé qué sería de mi si te hubieran arrebatado la vida ― aún seguía llorando.

―No, cariño, escucha, estas cosas pasan, no te asustes tanto, ya estamos a salvo, ¿sí? ― yo asentí mientras el secaba mis lágrimas con sus dedos.

La patrulla policial llegó, un uniformado bajó del automóvil y se dirigió hacia nosotros.

Un hombre se nos acercó imponiendo una autoridad inexistente, pues vino tan fresco como una lechuga que dudo que haya estado preocupado por nuestros bienestar

―Buenas Noches, recibimos una llamada de un ciudadano quien indicaba que una pareja de jóvenes estaban siendo asaltados justamente en este lugar.

― Sí, somos nosotros―

― ¿Se encuentran bien? ¿Algún herido?

―No Oficial, él solo recibió golpes pero seguramente son leves, descuide― dije tratando de recobrar el aliento.

El Oficial de policía nos pidió referencias acerca de los delincuentes y pidió que vayamos al Departamento Policial de San Francisco a hacer una denuncia y a reportar los hechos, lo cual Harry se negó ya que consideró que sería en vano.

― ¿Ahora cómo regresaremos a casa sin las llaves? ― pregunté y este me dio unas cuantas indicaciones.

―En mi bota derecha, hay un cierre, dentro está una llave sola, es de repuesto.

― ¿Por qué cargas una llave en tu bota? ― Solté una risilla.

―Creo que supuse que esto pasaría ―

―Como diría mi madre... Hombre prevenido vale por dos.

Yo manejaba el auto camino a casa de Harry, su labio, ceja y pómulo estaba sangrando lo cual me preocupó mucho y me ofrecí curarlo.

Cuando avanzamos una cuadra aún en el cerro un hombre de edad avanzada nos paró.

―Disculpe señor ¿Qué desea?

―Buenas Noches, yo fui quien le avisó a la policía que estaban siendo asaltados, vine con mi esposa, observamos desde lejos y llamamos, por suerte llegaron en el momento justo.

―Sí, estuvieron a punto de hacernos daño, por suerte estamos ambos bien y estaremos eternamente agradecidos con usted Señor― dije al volante

Nos despedimos del anciano y ya estábamos en ruta hacia la casa de Harry.

Ya dentro de la casa, Harry se acostó en su cama, le acomodé las almohadas a su gusto, le quité las botas y los calcetines al igual que su sudadera gris. Le preparé un té para que se relaje mientras buscaba el botiquín para curarlo.

―Eres una excelente enfermera Berns― me miró a los ojos ―Gracias―

―De nada― le sonreí.

Cuando había encontrado el botiquín saqué el alcohol para desinfectar las heridas del rostro, apliqué una pomada para cicatrizar, Harry se quejaba de dolor de vez en cuando y aunque me partía el corazón yo sabía que estaba haciendo un bien. Por ultimo cubrí sus heridas y le pedí que tome un antibiótico.

―Tendrás que tomarte esto para que no sientas mucho dolor y cicatrice rápido.

―No me gustan las píldoras, las odio, no me obligues―

―No sé cuál será tu problema con ellas pero debes hacerlo si quieres que eso mejore

―Es solo que viví con ellas mucho tiempo y estoy harto de verlas...

― ¿A qué te refieres Harry?

―Nada Olvídalo― de repente su semblante se volvió inexpresivo, miraba al techo mientras estaba acostado en la cama, pensaba cosas que me daba miedo preguntar.

Fui a ordenar el botiquín y a lavar la taza del té. Decidí que era momento de irme, aunque no sabía cómo.

―Sí que terminó mal nuestra cita ¿no? ― Harry reía recordando los hechos

―No hay mal que por bien no venga― acoté

―Tienes razón, si eso no hubiera pasado no estarías ahora mismo cuidando de mi―

―Supongo que sí― dije mientras removía un mechón de mi cabello sobre mi rostro.

―No me ha gustado ver a ese hombre tocarte―

―No fue mi voluntad provocarte el disgusto...no quisiera recordarlo, al menos por hoy―

Recogí mi chaqueta, arreglé mi cabello y me miraba en el espejo para estar preparada para salir de la habitación que ahora le pertenecía totalmente a Harry, pues ya no vivía más con su amigo Bart.

―No te vayas por favor, quédate conmigo esta noche, te puede pasar algo en el camino. Te presto mi teléfono para que le avises a tu amiga-.

―No lo sé Harry....

―Por favor Bernadette.

―Accederé solo por hoy ¿Oíste? ―y este sonrió feliz como un niño pequeño cuando le cumplen un capricho.

Le avisé a Celine que pasaría la noche con Harry, me advirtió que no haga nada estúpido ni que me sobrepase, como no era mi teléfono no pude dar detalles de nada así que colgué rápidamente.

―Bernadette ven aquí― dijo Harry dándome un espacio en su cama y abrazandome ―Gracias―

― ¿Por? ― pregunté sin entender.

―Por abrazarme, hace mucho que no lo hago.

― ¿Siempre estás solo?

―Si―

―Ya no estarás solo, nunca más― dije media dormida entre sus brazos.

Cigarette Daydreams (H.S) © EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora