TREINTA Y OCHO.

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Las compras transcurrieron con normalidad, aquel pequeño altercado había sido olvidado.

Estábamos ya en casa, comiendo snacks con cerveza sobre la alfombra, jugábamos naipes. Yo no poseía las mejores cualidades para estos tipos juegos, sin embargo era muy divertido pasar el tiempo de esta forma. Solo me faltaban dos caídas para ganarle a Harry, su frente sudaba y su concentración era incluso mayor que cuando cantaba, estaba tan metido en el juego que no despegaba sus ojos de los naipes. Terminé ganándole.

― Definitivamente la música es lo mío ―dijo tomando un sorbo de la lata de Budweiser.

― Pensé que era la literatura ―agregué

― Mejor dicho, todo es lo mío menos los juegos de naipes ―rio, acto seguido comió un Dorito de la bandeja.

Organicé la cartas y prendí la tele para encontrar alguna película para ver....puede que suene muy repetitivo pero mi mejor pasatiempo son los filmes de los 90's durante la noche.

Harry agarró uno de sus cigarros y salió al patio a fumar, no me molestaba que lo haga en lo absoluto. Hace unos años odiaba tal acción porque mantenía ese dicho de "Cada cigarro es un día menos de vida"; en la universidad entendí que no se trata solo de un vicio sino también de una necesidad afectiva, muchos de mis compañeros lo hacían porque carecían de un ser que se preocupe por ellos o por diversos problemas personales. Ahora con lo que sé de Harry, comprendo que él lo hace porque lo necesita, aunque me tiene a mi sé que necesita una familia, una madre, un padre.

Afuera estaba haciendo mucho frío a pesar de que sea verano corría un viento helado debido a que era casi media noche y lo que menos quería era que pesque un refriado. Salí con una manta grande que guardaba en mi armario. Él se encontraba sentado con una pierna recogida y la otra estirada, su espalda recostada sobre una pared, posicionaba el cigarrillo en la boca, inhalaba, esperaba unos segundos y exhalaba el humo tóxico; me acerqué un poco más y me miró con sus bellos ojos verde esmeralda los cuales se habían ennegrecido un poco , me senté a su lado y pasé la manta sobre su espalda, susurró un "gracias" para luego acostarse sobre mi pecho como un niño pequeño que acude a su madre cuando esta triste.

― ¿Qué sucede Haz? ―pregunté pero parecía que tambaleaba entre sus pensamientos.

―Te amo ―susurró y lanzó el cigarro ya casi terminado.

―¿Eso es todo?.

― ¿Qué más quieres de mí, aparte de todo mi amor? ¿No es suficiente?.

― Es más que suficiente, no necesito nada más de ti.

Llegó un viento frío que helaba mis manos.

― Siempre quise saber algo de ti ―tosió débilmente― ¿Por qué a pesar de que nadie apoya esto sigues estando conmigo?.

―Simple... porque te amo incondicionalmente.

Rió.

― Es la primera vez que me dices que me amas...bueno, tal vez la segunda ―sentí su risa

― No puede ser segunda sino hubo una primera vez ―reprendí

― La primera vez fue cuando fuimos al Ambassadors hace más de un año....estabas tan hermosa ese día.

― Y tan ebria también ―agregué muy avergonzada.

― De hecho, si ―soltó una carcajada ―He pensado sobre lo que me dijiste...

― ¿Sobre qué? ―pregunté sin recordar.

― Sobre ir a un lugar donde pudiéramos ser tú y yo. ―suspiró― Opino que deberíamos hacerlo, hace mucho que quiero salir de aquí, quiero irme contigo Bernadette

Sus palabras me cayeron como balde de agua fría, ¿Ser libres?.

Posiblemente sea una de las cosas más difíciles en la vida...lograr ser libres.

El ser humano vive atado por naturaleza, es esclavo de sí mismo al momento de querer solo satisfacer sus placeres, pero en mi caso... ¿Soy libre? ¿Harry y yo somos libres?

Somos excarcelados de nosotros mismos pero no de aquellos que nos rodean. Entonces ¿Es conveniente desatar tales lazos para atar otros?

― ¿Solo tú y yo? ―pregunté y él asintió.

― ¿Quién quita la idea de que un pequeño Harry o una pequeña Bernadette se asome en tu linda pancita? ―comenzó a hacerme cosquillas en mi vientre y fue imposible no reír, ambos quedamos tendidos en el suelo, cansados hasta de pensar.

Ambos mirábamos al cielo que tenía escasas estrellas, hoy era una noche clara después de todo, como aquellas que hay en todos los veranos cada año. Harry agarró mi mano dulcemente, lo miré y el seguía con su vista hacia el cielo, yo repetí su acción.

― Entonces... ¿Te unes? ―propuso

― Si fuera tan fácil... ―dije― Sé que antes he dicho que podemos hacerlo pero necesitamos dinero, un lugar donde llegar, ni siquiera sabemos a dónde ir...

― ¿Qué te parece Nevada?.

― Esta como a mil horas en auto desde aquí.-

― ¿Tenemos algún apuro?

Negué con la cabeza.

― ¡Hagámoslo! ¿Quieres?

Me detuve unos minutos a pensar y finalmente lo decidí. Estar con Harry por un periodo de tiempo lejos de aquí podría ser aquel escape que necesita mi mente para lograr una paz interna que aunque sé que es difícil lo puedo lograr y así descansaré de todo aquello que me causa muchos suplicios, como lo es mi relación con mis padres hoy por hoy.

― Sí, si quiero.

La decisión ya está tomada, nuestros caminos se convertirían en uno solo en unos días, al fin después de tanto podremos salir de todo el tormento de vivir de las opiniones de otros, él era mi religión, aunque todos digan que debo tomar un poco de espacio, no puedo hacerlo él era mi oración de cada día y el amor hacía Harry era como una roca, solida, dura y difícilmente destructible...

Cigarette Daydreams (H.S) © EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora