SEGUNDA PARTE: SIETE

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Al llegar a casa, un mensaje de texto estaba en la bandeja de entrada, su remitente era desconocido, entonces abrí el mensaje y vi de qué trataba.

"Te espero hoy a las ocho en el Promontory Point con vista al Lago Michigan, tú conoces más de eso. Charlaremos. H xx"

La astucia de Harry cada vez me sorprendía más, no caeré de nuevo, no lo haré por más que siga teniendo sentimientos por él, sé que no es sano perder la dignidad de tal manera, no iré a que nuevamente me ponga en la palma de su mano y me maneje como quiere. Ya sé lo que puede pasar por su mente y es exactamente mi cara aprobando cada una de las cosas que me pide; ya no quería eso para mí, no por egoísmo, sino por respeto a mi libertad y el amor que me tengo hacia mi persona. No permitiré hacerme daño de nuevo.

En el tejado de la construcción, me apoyé en el borde, admirando toda esta gran ciudad y recordando los días en los que me acogió, las amistades que formé y los logros que obtuve al estar aquí. Cuatro largos años que pasaron tan rápido en mi mente me habían traído tanta felicidad y al fin le habían puesto un orden a mi vida, empecé a ser una joven normal, volví a tener sueños, a emprender nuevos retos, a dejar a un lado aquellos vicios que en tan poco tiempo habían destruido mi vida y más que todo aquí logré despejarme del dolor que California me había traído.

Lancé un suspiro espeso y me encogí, hoy era una noche fría. El olor a cigarro se hizo presente en el ambiente y me giré para ver quién era el dueño del aroma.

―Otra vez tú, Harry ―susurré y este botó la colilla al suelo.

― Si la montaña no va a Mohoma, Mahoma va a la montaña ―lanzó un giño y me giré, ya no quería discutir, no quería peleas en este ambiente de absoluta paz donde solo soplaba el viento y las bocinas de los autos hacían música desde lejos.

Volví a mi posición anterior, él se posicionó a mi lado con sus hombros apoyados en el borde.

Suspiró y me miró: ―Cuatro años, nueve meses y catorce días han pasado desde que te marchaste ―habló en un hilo casi inaudible―. Ni un día de esos dejé de buscarte ―mi corazón empezó a acelerarse y una sensación extraña en mi me hizo sentir culpable de cierta manera. 

― Fui de ciudad en ciudad por donde la gente creía que estabas, pasaba mis noches en vela pidiéndole a ese Dios que dice existir que aparecieras algún día, nunca dejé de pensar si quiera una milésima de segundo en ti Bernadette. ―ocultó su rostro entre sus brazos y luego alzó la cabeza hacia lo alto―. Me equivoqué, lo sé, pero jamás admití haberte perdido, porque sé que tú y yo necesitamos estar unidos ―lo miré y una lágrima se avecinaba por salir de su rostro, parpadeó y esta se resbaló involuntariamente sobre su mejilla. Limpié su rostro mojado con mi mano y él se mostraba avergonzado y vulnerable.

― Esto tenía que acabar, así tú podías ser feliz con Anna y yo tenía que seguir mi camino, pero no lo podía hacer en San Francisco, me sentía tan cerca de ti y eso me carcomía por dentro ¿Al menos sabes cómo se siente?

― Llevo años haciéndolo ―su mano fue hacia su cabello, apretó la mandíbula y trató de retener sus lágrimas, estaba mal, todo estaba muy jodidamente mal―; sabes que jamás podría ser feliz con alguien, no me da la razón ni el corazón.

Permanecí en silencio.

― Tú has podido hacerlo, pero para mí es totalmente imposible si quiera pensar en besar, acariciar o decir que amo a alguien más ― seguía clavando sus palabras en mi conciencia.

― No lo amo. ―respondí y fue entonces cuando mi corazón empezó a quebrarse nuevamente, el dolor y la confusión me hizo decirle la verdad, no le diría que quiero a alguien cuando no es así.

―Entonces... ¿A quién amas? ―preguntó y esta vez una lagrima cayó por mis ojos, entrando en el mar de la desesperación. No respondí, solo callé pero este parecía estar impaciente por escucharme―. ¡Responde! ―exigió sacudiéndome con sus fornidos brazos por sobre mis hombros.

Lo miré a los ojos y luego sus labios rosados y mojados, toqué su mejilla con mi mano mientras él se iba acercando a mí, posó su barbilla en mi frente y me brindó un abrazo, para luego descender su boca por mi rostro, mientras tanto podía percibir su delicioso aroma de colonia con humo de cigarro. Sus labios rozaban desde mi nariz hasta el arco de cupido de mis labios y cuando pensé que al fin compartiríamos el beso, este se detuvo en seco y susurró "Ti amo più di miei peggiori vizi"

Con los ojos cerrados permanecía yo, perdida en este momento majestuoso donde no existía una vez más el mundo, donde solo éramos él y yo, como aquellas veces en las que salíamos por las carreteras de California en busca de una libertad inexistente.

―Bésame ―murmuré y descendió sus delicados labios hasta mi boca, uniéndolos en un beso. Un beso cargado de emociones, de recuerdos del pasado, de cariño y sin duda de dolor. Él se aferraba a mi ropa mientras devoraba mis labios, se agarraba fuerte como si fuese a perderme, como si estuviese a punto de caer a un abismo. No existía fuerza humana que pudiese detener este momento, este momento que por años me vine imaginando en mi memoria, expresado en cada canción, cada cita de las obras que solía leer y en cada sentimiento de desesperanza.

Poco a poco sus labios se separaron de los míos, el muchacho puso su mirada en mí, aquella demostraba una necesidad, así que retiró una hebra de cabello que caía desprovista por mi frente para luego sonreírme y volver a besarme con tal pasión en el corazón que le había permitido encontrarme en este lugar.

Tanto tiempo esperé que vuelva a suceder este momento y cuando había perdido la esperanza en que volviese a mi vida este regresó sin aviso previo, abrí los ojos y me di cuento que todo aquello había solo sido producto de mi imaginación y mi necesidad, no había existido ningún beso, su mirada se prendió sobre mi rostro acelerando mi corazón y volviéndome tan jodidamente loca por sus caricias. Lo necesitaba, lo extrañaba, viví en agonía buscando su mismo cariño en hombres muy ajenos a mis sentimientos que lo único que hice fue perder el tiempo. Ahora mejor que nunca sé que la esperanza es lo último que se pierde.

Cigarette Daydreams (H.S) © EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora