SEGUNDA PARTE: CATORCE

39 1 0
                                    


El día lunes no era el mejor día de la semana, tampoco el peor, pero siempre tenía ese sinsabor que lo hacía un día vacío y perezoso que me producía detestarlo un poco ya que preferiría quedarme en casa –pero no podía-, el deber llama y lo que debo hacer es cumplir con lo que me tocaba en ese momento.

Mientras sacaba unas fotocopias había saludado a las chicas de la oficina y a Josh que caminaba al mismo lugar que yo, me miraban como si estuvieran escondiéndome algo, pero a mí lo que menos me importaba ahora era ser parte de sus juegos de hombres ni mucho menos algo gracioso. Estaba algo preocupada por el cambio a San Francisco y triste sin duda por lo que había pasado el jueves pasado, poco a poco se me iba olvidando pero era tan difícil no recordar cuando alguien te hace sentir tan miserable contigo misma.

― ¡Hey Berni! ¿Qué tal el fin de semana? ―preguntó Josh mientras sacaba una fotocopia en la máquina, con el rostro algo aniñado y descomplicado.

― Pues bien, en realidad lo pasé en casa ―le brindé una sonrisa para parecer un poco más amable ya que los últimos días había estado bastante callada y es porque no me apetecía hablar con las personas ahora mismo, no me sentía de ánimo y quería estar la mayoría del tiempo en lugares de silencio, empezando por mi propio mutismo.

― Me suena a una maratón de netflix ―se burló amistosamente.

― ¿Qué comes que adivinas? ― bromeé haciendo que Josh desate una pequeña carcajada. En realidad, jamás vi una sola película en netflix, simplemente dormí, descansé, tomé mucho café y adelanté trabajo desde casa para así estar poco ocupada durante la semana que sería bastante ajetreada.

― ¡Te veo de ánimo! ¿Arreglaste las cosas con el inglés? ―preguntó de repente sin inmutarse ni un poco.

― ¿El inglés?

― Si, Harry ―la sonrisa cómplice y jocosa volvió a su rostro dándome la impresión de que fue de eso para lo que se acercó a hablar.

― No hemos hablado desde ese día, Josh ¿Por qué la pregunta?

― Porque hemos salido con Pablo al partido de los Chicago Bulls el sábado y Harry se nos unió, de hecho, nosotros lo llamamos ―paró de hacer su trabajo con los papeles para mirarme frente a frente―. Ese tipo es genial, si permanece aquí seremos buenos amigos.

― ¿Y por qué me cuentas todo esto? ―reí absurdamente al escuchar todo lo que mi compañero me contaba.

― Porque hay una parte que deberías saber ―se detuvo― Harry está completamente hechizado por ti, Berni, no sé qué diablos le hiciste pero está metido hasta los codos. Hasta yo logré sentir el amor y respeto que te tiene... ―Josh hablaba con tal convicción que hacía que cada palabra que soltaba fuera tan creíble, jamás lo había escuchado tan convencido de algo. En cuanto a lo que me decía de Harry, pues si, le creo, sé que me quiere, pero no sé si respeto es lo que más muestra hacia mí.

― Claro... me respeta ―repetí sus palabras sarcásticamente.

― Es en serio, no tengo por qué mentirte, tampoco me ha enviado Harry, es muy cerrado con sus emociones que ni borracho las saca a flote ―se llevó las manos a la cabeza― luego del partido fuimos a mi casa con unas amigas, Harry se dedicó a beber y ya ebrio empezó a decir que te ama y me contó brevemente su historia, estaba muy tomado y rechazó a una mujer muy guapa que lo estaba seduciendo muy salvajemente... ¿Y sabes que le decía?

― ¿Qué decía? ―pregunté esta vez ansiosa por conocer la historia.

― Que amaba a otra mujer que se llama Bernadette Williams y que gracias a ti ha logrado ser quien es ahora, le pidió a esa zorra que lo deje en paz, y se echó a llorar en un rincón repitiendo que era un imbécil que no merecía nada de nadie. Fue bastante penoso, sin embargo fue genial, al día siguiente ni Pablo, ni Harry recordaban nada de lo que había pasado la noche anterior ―soltó una risa con los ojos al techo como recordando cada cosa de aquella loca madrugada.

Cigarette Daydreams (H.S) © EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora