CINCUENTA

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La pista estaba llena de personas bailando canciones disco, todos al parecer se estaban divirtiendo mucho en esta fiesta, el banquete tampoco se quedó atrás, el menú estaba delicioso y muy variado. La felicidad me invadía el esqueleto, esta era su fiesta de renovación de votos y ahora más que nunca sé que su entrega a la familia fue total y les agradezco hasta mi propia existencia a ellos.

― ¿La estas pasando bien?― le pregunté a Harry quien estaba con la mirada perdida.

― ¿Eh?...Si, la estoy pasando de maravilla― respondió saliendo aun de aquel trance. ―Tal vez deberíamos ir a bailar― propuso.

―Es que...no se bailar bien

― ¡Que locura es esa!― soltó una carcajada ―Sé que te mueves bien, vamos― me haló del brazo hacia la pista y comenzó a bailar enérgicamente.

Siempre dicen que los británicos son recatados, serios y malhumorados pero Harry era la excepción; él era divertido, jovial, gracioso y muy ocurrido.

Sonaba I want your love, un clásico de los 80's. Trataba de seguir los movimientos de Harry y ya me estaba cansando con estas sandalias de taco de aguja y este ajustado vestido blanco, según indicaba el motivo de la fiesta; de lejos vi a mis padres quienes también bailaban y entre ellos y se notaba que lo estaban disfrutando.

Ya eran las 6 de la tarde y ya las personas comenzaron a marcharse, con justa razón ya que la ceremonia fue a las 11 am.

Luego de esto tendríamos un tiempo para que cada quien vaya al hotel por un cambio de ropa, después de aquello asistiríamos a un paseo en un yate alquilado por todos junto con los miembros de la familia Williams.

―Iré a la cocina por un poco de agua, ya vuelvo― le dije a Harry y me marché hacia el mencionado lugar. Mientras ingresaba muchos meseros me seguían, me acerqué a barra donde estaba la despensa de alimentos y pedí un vaso con agua.

Cuando esperaba por mi pedido veo de lejos en un rincón a la muchacha de hace un momento, aquella que casi se desvanece frente a mis narices, un sentimiento de preocupación revoloteó mi mente y me dirigí hacia ella en paso lento pensando en que le podría decir para saber si estaba bien o no.

―Hola...― levanté mi mano en señal de saludo

―Hola― respondió, tenía cierto acento extraño en su pronunciación, sino me equivoco ella podría ser extranjera.

―Siento ser tan curiosa...pero ¿Ya te sientes mejor?

―Sí, señorita.

―Okay...ehh― balbuceé ―¿Cómo te llamas?

―Anna...Annabella― el tono era muy tímido, con ciertos aires de curiosidad.

―Bueno Annabella, si deseas puedes irte, hablaré con mi padre para que te den tu paga justa....creo que es mejor que descanses en casa― le sonreí tratando de lucir lo más casual y comprensiva posible.

―Muchas Gracias...pero creo que debo seguir haciendo el trabajo, con su permiso― se levantó de su silla y siguió caminando como si no se hubiera perdido de nada.

Mientras la miraba me enganché en aquel collar que llevaba, me intrigaba mucho ese objeto; lo más chocante de todo esto es que no lograba recordar quien portaba uno de esos o por lo menos similar.

En el camino al hotel Harry y yo íbamos charlando sobre la fiesta de hoy, ambos ya cansados de todo y con los pies entumecidos por las largas sesiones de baile nos limitábamos a solamente hablar.

Cigarette Daydreams (H.S) © EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora