SEGUNDA PARTE: CUATRO

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Salí a buscar un poco de aire y a fumar un cigarro en un parque algo lejano de casa, ya hace días que no hablaba con Klauss lo cual me ponía un poco melancólica, tiene que llegar  el momento en que tenga que pedirle un respiro porque ahora mismo no estoy segura si en realidad lo quiero. No porque lo que esté sucediendo sino más bien porque mi corazón así lo sugiere, no lo quiero de esa forma, siempre confundí mi amistad con él y no creo que sea justo que yo viva atada a alguien que no ame y que el soporte a una mujer que no lo ame como él se merece.

Sentada bajo un faro y con la poca luz de la noche permanecí allí mientras esperaba algo de paz mental, el viento soplaba contra mis cabellos cortos y me hacía estremecer, de pronto sentí una presencia detrás de mí, giré y no había nadie, estaba un callejón vacío, no evité sentir miedo, de pronto sean unos maleantes que anden rondando por ahí, entonces resolví pararme e ir hasta mi casa, en el camino volví a sentir tal presencia, y seguía estando vacío, apresuré el paso y entré por un atajo cuya amplitud no era de más de unos dos metros, intenté prender otro cigarro pero no encontraba el encendedor y permanecí caminando , a la mitad del callejón estrecho, oí alguien llamarme en un susurro. Paré en seco y volteé encontrándome con la fisionomía de cuyo hombre al cual le había entregado los mejores días de mi vida.

De nuevo mi corazón palpitaba mientras él se acercaba con el semblante sereno y luminoso, al igual que yo estaba tan atónito que no sabía cuadrar las palabras para sacarlas a flote. Estaba igual de bien que siempre, tan apuesto como nunca y tan infeliz como la mayoría de veces. Su mirada, vaya ojos esmeralda que me hacía brincar el corazón, vaya labios de fresa de los cuales salían tan maravillosas melodías cantadas por su voz, y aquella, la voz, su nombre siendo dicho por su voz revivía todos aquellos momentos que me hacían brillar en aquel que era el paraíso junto a él.

¡Tanto tiempo sin verlo!

― ¿Necesitas...? ―dijo señalando un encendedor entre sus dedos. Negué con la cabeza y volteé para seguir con mi camino, en el preciso momento recordé a Julie pero mis sentidos me indicaban todo lo que contrario, debía salir de su vista, debía irme y dejarlo ser allí, sin mí frente a su rostro.

Mi cabeza no dejaba de recordar su mirada, aquella mirada que solía prenderse a la mía cada vez que despertaba junto a él en las mañanas, el corazón empezó a llenarse de pronto de sentimientos de los cuales me sentía culpable porque no debería siquiera asombrarme de haberlo visto, él me había hecho daño al hacerme parte de su juego macabro años anteriores, el alma perdona pero los recuerdos no lo hacen, ellos están ahí, hincándote en las entrañas para que no disculpes así de fácil, muy difícil es olvidar porque la memoria te juega un partido en contra.

Apresuré aún más el paso y llegué a una estación de metro, metí unos cuantos dólares y compré el billete de tren que estaba por salir en cinco minutos hasta mi lugar de destino, mientras caminaba hasta la puerta de embarque algo cayó de mi chaqueta y me lancé agarrarlo, era mis documentos y mi teléfono celular, se había partido en la pantalla y maldije por ello, cuando me incorporé caminé rápidamente hacía la puerta del tren esta cerró en mi cara dejándome sin poder regresar a casa, me acerqué afligida a un hombre de limpieza.

― ¿En cuánto tiempo pasa el siguiente tren? ―le dije mientras el hombre trapeaba el suelo.

― El que se ha ido ha sido el último, ya es bastante tarde, señorita. ― dijo el hombre.

¡Mierda, mierda, mierda!

Salí de la estación hacia la avenida, tenía el teléfono roto, poco dinero y un billete de tren inservible, nada estaba conforme a mi suerte y odiaba cuando la situación se complicaba como para hacerme convalecer. Caminé nuevamente e intenté encender el cigarro pero recordé que había perdido el maldito fuego. Un relámpago amenazó con llover y en unos minutos grandes gotas empezaron a descender desde el cielo para mi mala suerte, estaba muy abrumada por la situación y perdida en la noche en la ciudad de Chicago.

Cigarette Daydreams (H.S) © EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora