SEGUNDA PARTE: Diecisiete

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Ya han pasado quince días desde que llegué a San Francisco y desde que no he sabido nada de Harry, hace dos días lo llamé nuevamente y como siempre, no obtuve respuesta. De veras creí que algo malo le había pasado, así que tomé cartas en el asunto y busqué por mí misma. Días atrás busqué la productora que había maquinado la canción Heartlines y luego de un arduo y tedioso trabajo encontré el nombre al menos, no había más detalles y eso me revolvía el estómago de ansiedad, necesitaba saber dónde diablos estaba Harry porque lo quiero conmigo, quiero hablarle, quiero escuchar su voz una vez más sobre mi rostro, quiero ver esos rizos bailando al vaivén del viento. Lo necesito a él y me desvanece la idea de que tal vez haya vuelto a Inglaterra para siempre o que la muerte lo haya agarrado en su corto camino a casa. Tomé el teléfono y marqué al número de la productora esperando poder averiguar algo del hombre en búsqueda. Contestó una mujer con el tono muy suave y amistoso. Le pedí que por favor me dé información sobre si un tal Harry Styles trabajaba en su productora.

― El nombre que dice consta en la nómina de empleados, lastimosamente no puedo darle más información, es confidencial de la empresa e ilegal en cualquiera de los casos.

― Mire... yo sé que es ilegal que diga alguna información a un desconocido pero lleva desaparecido más de una semana ―expliqué suplicando su entendimiento.

― ¿Qué es usted para el señor? ―preguntó de inmediato.

― Su novia ―mentí, de otra manera no me diría nada y aún así estoy peligrando que no me dé la información que deseo.

― Esta bien, veré que puedo hacer por usted, le ruego que espere un minuto en línea.

― Tómese el tiempo que necesite ―dije bastante exasperada, estaba ansiosa, gracias al cielo al parecer la mujer detrás del teléfono me ayudaría.

El minuto se hizo eterno, la mujer no regresaba a la llamada y me comencé a impacientarme, la idea de colgar e ir a la dirección de la productora me tentaba ya que al parecer estas llamadas no eran los suficientemente efectivas y las personas que pretenden ayudarte solo te hacen más necesitados de ellos para sentirse poderosos de alguna forma. No es la primera vez que me sucede algo igual y así como detesto el esperar también odio el desgano del ser humano por ayudar a los demás.

― ¿Hola? ― la mujer regresó a la línea (después de mil años).

― Aquí estoy ―respondí como un rayo de luna, no dejando ningún espacio para el silencio.

― Señorita, el joven se presentó hoy al estudio de grabación, no está desaparecido como dice usted.

Me llevé gran asombro y alivio al escuchar sus palabras. Tal vez sentí un poco de vergüenza por mi tan desesperado llamado cuando la que estaba equivocada era yo. No entiendo por qué Harry me hace esto.

― Menos mal, disculpe por el mal entendido, muchas gracias ―colgué rápidamente el teléfono llevándomelo al corazón. Tanta preocupación solo para saber que él me está evadiendo y tal como le aconsejé... me está olvidando.

Durante la mañana de trabajo, Grant se empezó a comportar muy gentil conmigo y con todos los empleados, algo le sucedía, estaba demasiado alegre y su fogoso comportamiento se llevó más de una crítica entre las personas que trabajamos para él. Como nunca vi sonreír a ese hombre, llevo muy poco tiempo trabajando aquí pero jamás lo he visto ni siquiera asomando un diente para reir, era frío, estricto y gruñón la mayor parte del tiempo. Me preguntaba que lo hace tener ese corazón de piedra, tal vez sea problemas con su familia o es solo la forma de ser en el trabajo; así como esos hombres que en su hogar son un pan de Dios pero en su empleo fingen ser unos tiranos.

Cigarette Daydreams (H.S) © EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora