CUARENTA Y DOS

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Los sollozos elevaban cada vez su volumen, lloraba con el alma, como si algo le estuviera hincando desde sus adentros, soltaba gotas gordas desde sus ojos y caían sobre el cálido suelo, sus ojos verdes ya enrojecidos hacían contraste con la luz de la luna que se filtraba por la cortina.

Me levanté de a poco de la cama preparando una manera de lograr hablarle y con el miedo que este reaccione aun peor...al parecer no notó mi movimiento ya que tenía la cabeza enterrada en la intersección del brazo con el antebrazo.

Lo abracé fuerte y al realizar que era yo, me agarró más fuerte y sus lágrimas se repartieron como gotas de lluvia sobre mi hombro, volvió a sollozar en voz alta, su alma desgarraba un dolor que incluso yo lo sentía ¿Qué le ocurre?.

―Calma Harry, ¿Qué sucedió?― susurré contra su frente.

El intentaba articular las palabras pero el llanto no le permitía.

―Sea lo que sea, estarás bien― repetí las palabras que él me dijo una vez; aquellas vez cuando cantó su canción favorita en mi casa en San Francisco.

―Son recuerdos de Nathaniel― dijo incorporándose

― ¿El pequeño de la foto? ¿Lo conoces de antes? ―

Negó con la cabeza ―Nath es mi hermano―

― ¿La criatura es tu hermano? ¿Cómo es posible?― volví a hacer mis cuestionarios

―No estas entendiendo nada, Bernadette―

―Quiero ayudarte― agarré su mano con fuerza ―Pero tienes que decirme que es lo realmente sucede―

Respiró fuerte tratando de parar el llanto y dar paso a su voz.

―Tuve un hermano, mayor a mí, era el intermedio de nosotros, era el payaso de la familia, siempre sonreía y hacía bromas, estaba pendiente de hacer reír a los demás y jugaba conmigo y mi hermana, éramos El trio de oro como diría mi padre―

― ¿Y qué sucedió con él?--

―Mi madre estaba fundando su fábrica de velas y tenía que pasar casi todo el día afuera de la ciudad, mi padre estaba intentado entrar en el gobierno y nos quedamos con la abuela o con Ángela, la niñera― una lagrima resbaló inconsciente sobre su mejilla ―Aun así pasábamos buenos tiempos con mis padres hasta que descubrieron que Nathaniel tenía leucemia, ya estaba bastante avanzado cuando le diagnosticaron aquello, ya no había remedio y acabó muriendo meses después―

El corazón se me encogió para luego hacerse trozos, la pérdida de un hermano sin duda debe ser muy dolorosa, quisiera saber que palabras decir en este momento pero simplemente no afloraban por lo tanto preferí callar, el silencio podría valer más que mis lamentos.

― Lo siento mucho― lo abracé pero después de unos segundos se despegó de mí.

―Lo extrañé toda mi niñez ¿Sabes? Gemma lloraba cada noche y a mí nadie me explicaba nada de lo que sucedía― su cabeza mantenía una ligera inclinación hacia una foto de tamaño carnet de un niño que era muy parecido al Nathaniel que nos sacó la foto, ahora estoy comenzando a entender la razón de los recuerdos inesperados de Harry.

― ¿Cuantos años tenía tu hermano?― pregunté

― Tenía 12 cuando murió, yo tenía 9 y Gemma 13...―

―¿Y qué sucedió luego de todo? ―

―La irresponsable de mi madre se fue con la estúpida excusa de que no podía soportar vernos sin recordar a Nath y que se echaba la culpa por no estar pendiente de él y su enfermedad, dejó la fábrica, nos dejó a mí y a mi hermana solos con mi padre, después de eso, mi casa ya ni siquiera era una casa, parecía un cementerio o incluso peor, mi padre se dedicó aún más al trabajo y así trataba de sobrellevar su amargura, luego conoció a Grace, esa vieja maldita y vino a vivir en nuestra casa, todo fue aun peor que antes―

Cigarette Daydreams (H.S) © EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora