-no me mires así, chiquita, ya estoy aquí. Déjame hablar con el hombre que te tiene secuestrada y te liberaremos
Se acerco un paso más
¿Cuántos son? ¿Me están apuntando con un arma? La voz de Jorge resonó otra vez en mi cabeza
Yo no le disparo a la gente. Las imágenes de mis manos sosteniendo la pistola brillaron de forma intermitente como los letreros de luces de neón
Martina ¿Qué te pasa? Puedo ver lo que tú estás viendo. Tu actitud hacia mí ha cambiado
-el tiene una pistola – dije en voz alta – Gator, no dispares a nadie. No tenemos que hacerlo. Yo ya los mate pero no se murieron... y regresaron
-cállate, Martina – advirtió Gator desde atrás – y tu, ven donde pueda verte. Estoy seguro de que preferirías que yo estuviera sentado ahí en lugar de tu novia
Con unos pasos, Jorge se coloco enfrente de mí y no pude evitar devóralo con la mirada; era como se alternara dos caras: en una, era tierno y gentil, y en otra, malo y cruel. Por momentos su rostro estaba nítido pero luego se desenfocaba
-ahora tu hermano, los quiero a los dos donde pueda verlos. Acércate un poco más a Martina. ¿No quieres ver lo que le hemos hecho? – lo tentó Gator
Tenía que elegir ¿a cuál de los dos le creería? A Jorge amable o al Jorge cruel
Se acerco dos pasos más, las manos firmes en aire
-no es a ella a quien quieren. La disputa con los Kelly es con los blanco y no con Martina. Ella no tiene nada que ver en todo esto
¿Qué debería hacer? ¿A quién debería creer? Martina tiene buenos instintos, mi mama había dicho eso, ¿no? Instintos. Más que instintos: yo podía ver el interior de las personas, conocer sus sentimientos de culpa, distinguir el bien del mal. Desde los seis años, había sepultado esa habilidad pero todavía seguía dentro de mí, oculta debajo de las tonterías que había en mi cabeza. Debía liberar el don de su encierro y utilizarlo
Con los ojos cerrados, busque en mi interior la puerta que dejaría mis poderes en libertad y abrí la mente
Mi poder de percepción se desato. Las sensaciones que volaban por el recinto eran formidables y las percibí como torrentes de colores. A mis espaldas, el rojo de la excitación combinado con un poco de miedo, negro; Jorge, con el brillo dorado del amor y un toque de verde de culpa
Mi alma gemela
La información estaba arraigada profundamente dentro de mí como el ADN. ¿Cómo no lo había visto? Mi cuerpo se volvió a ponerse en sintonía con Jorge: la pareja perfecta, en armonía perfecta
¿Entonces por qué la culpabilidad? Analice el verde: Jorge se sentía muy mal por haber dejado que me llevaran y por el hecho de que haya sido yo la que sufrió. Habría preferido ser él quien se encontraba sentado cubierto de sangre. No sabía por qué en mi cabeza había tanto caos, pero por lo menos ahora sabia donde estaba parada
-¡Jorge! – Grite – agáchate
La pistola se disparo. Alterado por su premonición, Jorge ya se había puesto en movimiento. Luego sonó un segundo disparo. Arriba, en las vigas, había otro tirador, O'Halloran intentando derribar a Xabi. Jorge corrió hacia mi, di un alarido: mi mente pensaba una versión distinta de la situación, donde él me había atacado y yo lo había matado. Pero mis manos estaban vacías no tenía ninguna pistola
Jorge se arrojo sobre mí, que me encontraba sentada hecha un ovillo, las rodillas contra el pecho
-quédate abajo, Martina
-¡no disparen! - rogué - ¡por favor!
Percibí la agresión y la determinación de matar de Gator como la creía de un rio de color rojo. La espalda de Jorge presentaba un blanco perfecto, lo único que lo hacía vacilar era que la bala podría atravesarlo y pegarme a mí también
-¡No! – con un estallido de fuerza causado por la desesperación, utilice las piernas para apartar a Jorge de un empujón. La bala destinada a su espalda choco en el suelo en medio de nosotros y reboto violentamente. Luego se desato un infierno. Sonaron los disparos, los agentes irrumpieron en el depósito. Algo me golpeo el brazo derecho y el dolor me atravesó como una lanza. Sirenas, más griterío y la policía. Me acurruque y sollocé
En medio del caos, alguien se deslizo a mi lado y se inclino sobre mi: Jorge. El rostro lleno de lágrimas, cerro la mano sobre la herida del brazo mientras profería maldiciones
Después de varias explosiones frenéticas, las pistolas quedaron en silencio. Sentí que dos personas ya no estaban en el galpón: O'Halloran y Gator. ¿Habrían escapado?
-¡traigan un medico! – Grito Jorge - Martina esta herida

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mi alma gemela
Romancecuando martina ve por primera vez a jorge, el supuesto chico malo de la escuela ya no puede quitarselo de la cabeza. el le habla por sus pensamientos puede leer su mente. las sombras de su pasado la atormentan y un nuevo mal amenaza su futuro ella d...