capitulo 18 parte 2

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 -cuéntame algo acerca de ti, yo toco la bateria y la guitarra ¿tu?

-piano, saxo y guitarra

-ves podemos hablar sin que yo te asuste

- si – le eche una mirada de soslayo: me observaba como un oso que estaba a punto de atrapar su salmón – ¿a ti te gusta la música en general o solo el jazz?

-toda pero me gusta tener la libertad de improvisar – dio una palmada a un lujar junto a él. Me senté manteniendo una distancia entre los dos – me gusta apartarme de lo que ya está escrito, para mí es como estar en caída libre con las notas

- a mí también me gusta esa sensación – dije la conversación era agradable hasta el momento.

-tu de verdad no sabias – dios mío, iba a empezar otra vez con el asusto de las almas gemelas – no tienes la menor idea de porque te hice esa advertencia aquel día. Piensas que trataba de asustarte

- y no era así, todo eso de los cuchillos y la sangre

 -no lo dije con esa intención – froto el pulgar sobre mis nudillos apretados – es raro estar sentado con tigo, recibo tanto de ti, como si estuvieras trasmitiendo en todas las frecuencias

-¿y eso que quiere decir? – pregunte con el seño fruncido, el estiro sus largas piernas que golpearon suavemente con las mias- es difícil de explicar. Lamento haber sido grosero contigo

-¿grosero? Pensaba que tenías una extraña reacción alérgica a las chicas inglesas de formato pequeño

- ¿eso es lo que eres? – pregunto con la mirada clavada en mi

-Mmm... si – observe mis pies –sigo esperando ese estirón que mariana viene prometiéndome desde los catorce

- tu altura es perfecta. Yo provengo de una familia de secuoyas gigantes: un bonsái es un cambio agradable – ¡bonsái! si lo hubiera conocido un poco más le hubiera dado un puñetazo en las costillas, pero como soy demasiado tímida lo deje pasar

 - ¿entonces no me vas a explicar que problemas tenias conmigo?

-hoy no. ya arruine todo una vez, no voy a arriesgarme a cometerlo nuevamente, solo por precipitarme. Lo que te tengo que decir es demasiado importante – tomo mi mano y se golpeo en el costado del cuerpo – eso... lo merecía

- estás loco

-sí, así soy yo – afirmo sin explicar cómo es que supo que yo había querido golpearlo. Me soltó la mano

-bueno ya me voy. No quiero tentar a la suerte. Fue bueno verte, Martina. Hasta pronto No confiaba en ese comportamiento de chico malo reformado pero estaba claro que Jorge seguiría adelante

mi alma gemelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora