capitulo 57

435 36 2
                                    

Salimos a un espacio abierto y el suelo se fue deslizando ligeramente hacia abajo con una fantástica curva en forma de cumbres que rodeaban el valle se erguían frente al horizonte como un público de gigantes que se habían acercado a ver el espectáculo

-guau

-impresionante ¿no crees? No viene mucha gente porque no conduce a ningún lado, pero a mí me encanta. Aquí puedes hacer snowboard sin esquiadores inoportunos que se atraviesen en tu camino como mi hermano

-no estoy lista para deportes extremos

-lo sé. También podemos hacerlo lento y suave – giro la tabla y la apoyo en la nieve – ¿alguna vez hiciste surf?

-tú no sabes mucho sobre Londres, ¿no es cierto? – Contesté con una sonrisa – en Richmond no somos precisamente fanáticos de la playa

-¿y qué hacen durante el día?

-tenemos reserva de ciervos. Puedes montar a caballo. Esta el Támesis si te gusta remar...

-dilo de una vez

-bueno... también salgo de compras. En eso tengo una medalla olímpica. Y tengo mi música, por supuesto

-es hora de ampliar tus horizontes. Corre y luego deslízate

-¿perdón?

-confía en mi

Sintiéndome casi una estúpida, hice lo que me pidió

-muy bien entonces comienzas con el pie derecho

-¿cómo lo sabes?

-es el pie que elegiste para deslizarte. Ahora te mostrare cual es la posición correcta – acomodo la tabla y me indicó donde colocar los pies. Puso el brazo alrededor de mi cintura y me balanceo de un lado a otro – el equilibro es fundamental

-eso no es más que una escusa para ponerme las manos encima

-exactamente. Es genial, ¿no lo crees?

Para mi sorpresa resulte ser mucho mejor para el snowboard que para el esquí. Me caí muchas veces, por supuesto, pero más como una principiante promedio y no como la idiota total que era sobre los esquís

-déjame observarte a ti ahora, galán de las pistas – bromeé cuando decidí que ya me había caído sobre mi trasero la suficiente cantidad de veces como para dar por concluida la clase de ese día

-bueno mascotas de las pistas. Ponte cómoda y no te muevas te mostrare como se hace. Tengo que subir un poco y ya vengo

Me senté junto a un pequeño risco y observe la pista en busca de alguna señal de Jorge pero parecía estar tomándose su tiempo

-¡Hiu - juuu!

Una tabla coló por encima de mi cabeza y Jorge aterrizó a seis metros de distancia. Luego descendió la pendiente serpenteando sobre la nieve

-¡presumido! – le grite y reí. Debería haber adivinado que haría algo así

La tabla al hombro, le llevo un rato ascender nuevamente hasta donde me encontraba pero no dejo de sonreír durante todo el ascenso

-¿Qué te pareció? – me gritó

-Mmm – observe mis uñas – pasable

-¡pasable! Eso fue perfecto

-veras, recién paso otro chico e hizo un salto mortal. Le puse un diez

Arrojo la tabla y, de un tacle, me derribo en la nieve

-yo también quiero un diez

-para eso tienes que hacer un Axel triple

-eso es patinaje sobre hielo, tonta

-no se mi chico hizo uno de esos al volver y logro el punto máximo

Jorge me gruño en el cuello

-yo soy tu chico. Admítelo: no hubo nadie más aquí

-igual no puedo darte un diez por ese salto – insisti con una sonrisa burlona

-¿y si trato de sobornarte? – Comenzó a besarme el cuello hasta llegar a los labios tomándose su tiempo para detenerse en los lugares correctos – y ¿Qué tal estuve?

Esperando que su premonición estuviera suspendida por el momento, tomé silenciosamente un puñado de nieve

-Mmm, déjame pensar. Me parece... ¡que necesitas practicar! – y antes de que pudiera reaccionar, le metí la nieve por el cuello y lanzó un graznido que nunca lo había escuchado antes

-confirmado: estamos en guerra. Me hizo rodar, pero logre liberarme con dificultad entre jadeos y carcajadas. Corrí pero, con unos pocos pasos, me atrapo y me levantó en el aire – te arrojare en la montaña de nieve – encontró una zona de nieve espesa y me enterró casi hasta la cintura

-¡mas proyectiles! – hice una rápida bola de nieve y se la lancé. La pelota viro en el aire, volvió hacia mí y me golpeo en la cara

-¡tramposo!

Jorge se retorció de risa ante mi furia

-¡ahora veras yo también puedo hacer lo mismo! – recordé el huevo enlazado e imagine que bajaba de la rama sobre su cabeza y luego la soltaba. Cuando rebotó hacia arriba, lo cubrió de nieve. Satisfecha con el efecto logrado, me frote las manos despreocupadamente - ¡ahí tienes!

Jorge se sacudió el hielo del gorro

-nunca deberíamos haberte contado que eras una savant. Eres muy peligrosa

-me levante de un salto golpeándome las manos

-¡Buuh, soy peligrosa! ¡Muy peligrosa!

- ¡pero te falta practica! – la nieve se movió bajo mis pies y caí de espaldas con Jorge arrodillado sobre mí, una amenazadora bola de nieve en la mano - ¿Qué decías sobre mi habilidad con el snowboard?

-muy bien. Me alegra que hayas entrado en razón – comento mientras arrojaba la bola a un lado

en la tarde subire otro como un regalo de navidad :) espero que lo disfruten



mi alma gemelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora