Baje a la cocina con ropa muy grande para mi tamaño: los jeans doblados, la camiseta arremangada y un par de calcetines de lana de Jorge como pantuflas. Me estaba acostumbrando a esa expresión con que me observaban mis padres entre anonadada y desilusionada, que relevaba que los había decepcionado pero temían reprenderme por si sufría un colapso nervioso
-hola mi amor, ¿lista para ir a casa? – pregunto Alejandro con un dejo de impaciencia
Jorge se acerco por detrás y su presencia me proporciono el aliento silencioso que necesitaba
-me gustaría quedarme un poco mas, por favor. Creo que ellos pueden ayudarme – busque la mano de Jorge en mi espalda
Mariana se lleva una mano a la garganta
-¿Cuánto tiempo?
Me encogí de hombros: odiaba lastimarlos
-hasta que sepa si esto va a funcionar
Cecilia cerró los ojos unos instantes intentando visualizar el futuro. Cuando me miro, tenía una sonrisa dibujada en el rostro
-mariana pienso que podemos ayudar a Martina. Por favor, confía en nosotros. Vivimos muy cerca. Si estas preocupada por ella puedes llegar en pocos minutos
-mi amor, ¿estás segura? – pregunto Alejandro
-estoy segura
Mariana todavía no estaba resignada a la separación
-pero, querida, ¿Qué pueden hacer ellos por ti que no podamos hacer nosotros?
-no lo sé. Pero me parece lo correcto
-bueno probaremos y veremos qué pasa – repuso abrazándome con fuerza – tienes a tu chico para que te cuide, ¿verdad?
-así es
-sí, ya lo veo. Si esto no da resultado. No te preocupes. Probaremos con otra cosa hasta que demos con la solución
-Gracias
A su pesar mis padres regresaron a casa y me dejaron en la cocina con los nueve blanco
-tus padres me agradan – dijo Jorge en voz baja - siguen luchando por ti, ¿no crees?
-si soy afortunada de tenerlos
Me faltaba conocer a diego, el muchacho castaño que se encontraba al lado de Samuel. Ambos me observaban como si fuera una criatura exótica: la alma gemela de Jorge. Al que mas temía era a Diego, podía ver el pasado
-bueno, mis pequeños – exclamo Cecilia. Pequeños. Ella era por lejos la más baja de la familia – a desayunar Nico, Diego, los platos. Xabi, cubiertos. Rugge y facu, hagan las crepes. Samu trae la miel y la mermelada
-¿y Jorge? – gruño Ruggero
Cecilia nos lanzo una sonrisa
-está muy ocupado consolando a su chica y eso es exactamente lo que debe hacer. Ustedes dos tomen asiento
Jorge me coloco sobre su regazo en el banco de la mesa. El hogar los chicos más peligrosos de Wrickenridge eran completamente distintos. A pesar de que Nico y Facu eran más grandes nos e atrevían a desobedecer a su madre y se pusieron a trabajar. Al no tener que ocultar sus poderes delante de mí, los blancos convocaron los objetos o alimentos que necesitaban y esos flotaban de inmediato hacia ellos. El poder se me presentaba como una luz blanca, muy débil, como un hilo, y debía concentrarme para percibirla. Me pregunto si yo podría hacer lo mismo. Al observar a Nico haciendo levitar un hubo de la caja, cedí al impulsó que me asalto e imagine que lo lanzaba con mi propio poder. Para mi completa sorpresa, el huevo de desvió de su control y se dirigió hacia nosotros. Jorge me hizo inclinar justo a tiempo y el huevo se estampo contra la pared y se deslizo hacia el piso
-¿Quién hizo eso? – Chilló Cecilia furiosa - ¿Xabi? No voy a permitir que le arrojes huevos a nuestra invitada
-no fui yo. ¿Por qué siempre piensas que es mi culpa? – pregunto ofendido
-porque generalmente lo es – repuso Samuel secamente mientras le daba un codazo a Xabi por detrás
-¿Quién fue? – repitió Cecilia
-Al que lo haya hecho le arrojaremos el resto de los huevos revueltos en la espalda – gruño Jorge colocando su brazo alrededor de mi cintura en forma protectora
-¿quién? – insistió Cecilia demostrando que la altura no era un requisito para ser intimidante
-Mmm... Me parece que fui yo – confesé
Jorge se mostro anonadado y descubrí que el color del asombro era brillante como la plata
-estaba observándolos a ustedes... y me pregunte si yo podía hacer lo mismo y enlace un huevo
Samuel lanzo una risotada y, con un barrido de la mano, hizo que os cubiertos se dirigieran danzando a su lugar. Antes de que se ordenaran, me saludaron con una reverencia
-¿observándonos? ¿Qué significa eso? – pregunto Saul sentándose en la mesa
Mis mejillas se pusieron rojas
-Mmm... bueno, cuando las cosas se mueven veo una línea blanca. Supongo que siento energía o algo así
-papa ella también percibe las emociones – agrego Jorge – se da cuenta si estas mintiendo
-muy útil – facu me estudio con tal detenimiento que no me agrado demasiado. Comparado con los demás, sus emociones eran más débiles o, tal vez sabia protegerse mejor. Aparte la vista de el
-cuando Xabi hace las curaciones, el color es azul y cuando Cecilia se sumerge en el fututo, es como si se esfumara un poco. Con respecto a los demás no estoy muy segura, pero creo que cada poder tiene su propia identidad
-¿y la telepatía? – pregunto Saul
Me estremecí: todavía no me agradaba la sensación de tener a alguien dentro de mi cabeza
-eso no lo puedo ver... al menos, no sé qué debo buscar
-cuando estas cerca de la persona con la cual te estás comunicando, demanda muy poca energía. Por lo tanto las señales deben ser débiles y difíciles de percibir
Me frote las sienes recordando el dolor que me provocó ¿hablar con Jorge a gran distancia ¿Dónde me hallaba en aquel momento? ¿En el depósito?
Jorge me atrajo hacia el
-ahora no pienses en eso tini. Noto que te lastima
-¿Por qué no puedo recordar?
-eso es lo que vamos a averiguar. Pero después del desayuno
-¿y no van a ir a la escuela? – pregunte. Pues sabía que Ruggero y Jorge deberían haberse marchado
-reunión familiar: tenemos permisos para faltar a clases – dijo ruggero
ESTÁS LEYENDO
mi alma gemela
Romantizmcuando martina ve por primera vez a jorge, el supuesto chico malo de la escuela ya no puede quitarselo de la cabeza. el le habla por sus pensamientos puede leer su mente. las sombras de su pasado la atormentan y un nuevo mal amenaza su futuro ella d...