capitulo 48 parte 2

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Permanecí inmóvil conteniendo el impulso irrefrenable de gritar. No, no se habían fugado: habían muerto en el tiroteo y su energía se había extinguido

Un paramédico de la policía se acerco de prisa

-yo me encargo – le dijo a Jorge

Cuando me soltó el brazo, sus manos estaban teñidas con mi sangre. El enfermero rompió la manga para observar bien la herida

-en apariencia, es solo un rasguño. Es posible que haya sido un rebote de la bala

-están muertos – murmure

Si- repuso Jorge acariciándome el cabello

-¿Qué me paso?

El hombre levanto la vista

-¿También te golpeaste la cabeza? – Pregunto al ver sangre en el pelo - ¿Cuándo sucedió?

-no lo sé – mis ojos se volvieron hacia Jorge – me encerraste en la cajuela de tu automóvil. ¿Por qué me hiciste eso?

-estas equivocada, Tini – respondió Jorge impactado por la acusación - ¿eso es lo que te hicieron? Dios mío, nena, los siento tanto

Es mejor que la revisen para descartar una conmoción cerebral - dijo el paramédico – no dejes de hablarle advirtió mientras hacia una señal para que traguearan una camilla. Jorge me desato las piernas

-yo te dispare – le explique

-no Martina no lo hiciste. Los hombres nos dispararon ¿recuerdas?

-no sé qué pensar – declare dándome por vencida

-solo tienes que pensar que ahora estas a salvo

Me salto la imagen de un hombre de traje y piel anaranjada irrumpiéndome en el hospital para salvarme. ¿Qué era eso?

Los dos paramédicos me colocaron en la camilla. Jorge me sostuvo la mano sana mientras me trasladaban hasta la ambulancia

-perdóname por haberte disparado – le dije – pero me estabas atacando

¿Por qué habría de atacarme mi alma gemela?

Otros miembros de la familia blanco se reunieron alrededor de la camilla. Ellos eran malvados, ¿verdad?

-yo no te ataque y tu no me disparaste – afirmo Jorge limpiándome la sangre de la mejilla

Mientras me cargaban en la ambulancia, lo último que vi del resto de la familia blanco fue la expresión sombría de Saul. Jorge intento subir pero me negué

-yo te dispare – explique al paramédico con serenidad – el no puede venir con migo. Me odia

-lo siento – le dijo el hombre a Jorge – tu presencia la altera. ¿Dónde están sus padres?

-se encuentran en un hotel cerca del strip – acoto Saul – yo les avisare. ¿A qué hospital la llevan?

-al Cedars

-bueno si crees que es mejor, me mantendré alejado hasta que se calme – dijo Jorge mientras me soltaba la mano de mala gana – mariana y Alejandro estarán allí. ¿Escuchaste, tini?

No respondí. Hasta donde yo recordaba uno de nosotros debería estar muerto. Tal vez era yo. Cerré los ojos, mi mente estaba tan saturada que tuve que desaparecer por un momento. Y luego me desvanecí

mi alma gemelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora