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Por fin llegamos a Washintong. Estábamos en medio de una carretera, la gasolina se había agotado, y las provisiones estaban por acabarse.
Comenzamos a buscar algún lugar para pasar la noche, y encontramos un granero. Entramos en él y para nuestra suerte no habían caminantes, comimos un poco de lo que nos quedaba de comida y descansamos un poco.
Después de unos minutos de estar ahí decidí salir un rato. Comencé a mirar alrededor. Estabamos en medio de la nada. Solo había bosque. ¿Cómo avanzaríamos sin comida y agua? Sería difícil encontrar provisiones aquí.

-Hey-Escuché la voz de Carl a mis espaldas.

-Hola-Le Sonreí.

-¿Gustas?-Me preguntó alzando una botella con un poco de agua. Asentí y tomé de ella. Realmente tenía sed.

-Las provisiones se están acabando y no será fácil encontrar por aquí. Estamos literalmente en medio de la nada.-Le dije

-Daryl me dijo que mañana avanzaríamos, espera llegar a algún pueblo o algo por el estilo. Podríamos buscar provisiones ahí.-Dijo y asentí. Él se acercó a mi y me abrazó por la cintura. -Al fin tenemos un momento a solas.- Dijo mirándome picarón y reí.

Él se acercó a mi, tomé sus mejillas y lo besé. Él comenzó a levantar un poco mi blusa, tocando mi piel. Debo decir que eso se sentía realmente bien. Llevé mi mano a su cabello y comencé a peinarlo con mis dedos. Después de unos segundos nos separamos y él comenzó a besar mi cuello, provocando unas cosquillas en éste y en mi estómago. Amaba estar así con él.
Atrapé nuevamente sus labios y mordí uno de ellos provocando que él sonriera.

-¡Consiganse un hotel!-Nos gritó Daryl haciendo que me separara de Carl.
Apoyé mi cabeza en su pecho y comencé reír mientras me sonrojaba un poco.

-Por cierto, quiero darte algo.-Me dijo y lo miré confundida.

Él saco una cajita de música, era rosa pastel con adornos de flores. La tomé con mis manos y la abrí. Dentro de ésta había un espejo y una pequeña monita con vestido y zapatillas de ballet.

-No funciona.-Dijo rascándose la nuca- Pero creí que te gustaría.

-Es muy linda, Carl. Muchas gracias.-Le dije sonriendo y lo abracé dándole un beso en los labios.

Cuando anocheció entramos al granero. Le pedí a Daryl que me arreglara la cajita de música y él me dijo que lo intentaría.
Al día siguiente Tara, Maggie y yo estábamos afuera del granero.

-¿Y cómo te va con Carl?-Me preguntó Tara

-Muy bien-Le dije sonriendo

-Él está realmente enamorado de ti, Ellen.-Me dijo Maggie con una sonrisa.

-¡Ellen!-Escuché a Daryl llamarme.

Me giré y vi como él caminaba hacia mi con la cajita de música entre sus manos.

-Ya esta lista.-Me dijo

La tomé y la abrí, la música comenzó a sonar y la bailarina comenzó a dar vueltas. Después de unos segundos ésta se detuvo. Miré a Daryl.

-Bueno, al menos lo intenté-Dijo y reí.

-Gracias, Daryl-Le Sonreí.

Él entró nuevamente al granero.

-Es linda-Habló Maggie tomando la pequeña caja.

-Me la obsequió Carl-Le dije sonriendo

-Que lindo detalle-Dijo Tara y abrió la cajita nuevamente-¡Mira! creo que esta funcionando de nuevo.

Tomé la cajita y vi como la bailarina y la música comenzaban a funcionar nuevamente y sonreí.

-Genial.-Exclamé mirándola.

-Bueno, estaré en el granero chicas por si me necesitan.-Habló tara y nosotras asentimos, ella entro al granero.
Maggie y yo comenzamos a hablar cuando derrepente, escuchamos unos pasos acercarse y nos giramos sacando nuestras armas.
Era era hombre, tenía ojos verdes, era delgado y de tez blanca, vestía una camiseta azul y unos pantalones de mezclilla. Realmente se veía muy limpio.

Él asustado subió las manos.
-Hey, tranquilas. Mi nombre es Aaron.

-¿Qué quieres?-Preguntó Maggie apuntándole.

-Quisiera hablar con su líder.-Dijo Aaron algo nervioso.

Miré Maggie confundida. Ella le hizo unas cuantas preguntas, para después quitarle sus armas y también su mochila.

Entramos al granero, primero Aaron y luego nosotras. Rápidamente todos se pusieron de pié, apuntando a él hombre desconocido.

-Oigan, él es Aaron. Dice que tiene un campamento cerca de aquí-Dijo Maggie.

-Lo encontramos afuera, está solo. Le quitamos sus armas y su mochila.-Dije dejando la mochila en el piso.

-Es un gusto conocerlo-Habló el hombre extendiendo su mano, gesto que Rick no imitó. Aaron bajó su mano avergonzado.- No es un campamento. Es una comunidad, su nombre es Alexandria. Y pienso que ustedes serían valiosas incorporaciones pero no es mi decisión, mi trabajo es convencerlos y llevarlos hasta ahí. Sé que desconfían, yo también lo haría si fuera ustedes. Ellen, ¿Puedes sacar el sobre amarillo de mi mochila, por favor?

¿Cómo mierda sabia mi nombre? Nisiquiera recuerdo habérselo dicho.
Asentí y tomé su mochila, para después buscar aquél sobre.

-Sé que no me creirían si solo les hablara sobre Alexandria, por eso traje algunas fotos conmigo. Se ven algo borrosas ya que las tomé con una vieja cámara que encontré- Aaron rió levemente.

Cuando por fin encontré el sobre, lo abrí y comencé a ver las fotos.
-¿Cuántas personas vienen contigo?-Preguntó Rick.

-Ninguna.-Respondió- Solo soy yo.

-Rick mira esto.-Dije mostrándole las fotos.

-También traje algo de agua, comida y puré de manzana para la bebé.-Habló Aaron mirando como Maggie sacaba unas latas de su mochila.

Rick dejo de mirar las fotos para luego mirar a Aaron..
-¿Cómo sabías que hay una bebé?-Preguntó acercándose a él.

-Tenía que asegurarme que fueran buenas personas. Como dije, mi trabajo es llevar personas a Alexandria y tengo que asegurarme que no sean personas peligrosas para la comunidad.

-¿Nos vigilaste?-Preguntó Daryl enfadado.

-Es mi trabajo.-Respondió asustado.-

Derrepente Rick lo golpeó en la cara fuertemente.
-¡Rick!-Le grité molesta.

-Vigilen el granero, puede haber personas afuera.-Ordenó Rick.

-Rick, a mi me parece que él esta siendo sincero.-Habló Michonne- Trajo fotos, incluso comida. Sería genial para nosotros ir a esa comunidad.

-¿Y qué tal si es una trampa?-Preguntó Daryl interponiéndose.

-Él ya nos hubiera hecho daño a Maggie y a mi si hubiera querido.-Le respondí.-La comunidad luce segura, ¿Qué eso no es lo que quieres para Judith?

Rick suspiró.
-Bien, iremos.-Dijo después de unos minutos.

Strong | Carl GrimesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora