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Comencé a buscar cosas que pudiera necesitar en los cajones, saque algo de comida y agua. Después fui a mi cuarto eché un poco de ropa en mi mochila y bajé de nuevo. Encontré unos paquetes de galletas, gomitas y cosas así que no dude en meter a mi mochila. Después de haber metido todo lo necesario, estaba dispuesta a salir. Pero me detuve. Caminé hacia la cocina y guardé 3 cuchillos, dos en la mochila y uno escondido en mi cintura. Salí de mi casa. Y comencé a caminar. No sabía exactamente a donde ir, sólo caminaba.

(...)

Semanas después...

Carl PDV:

Buscaba a mi padre con la mirada por todos lados. Habíamos terminado de pelear con el Gobernador, la prisión había quedado completamente destruida. Caminantes entraban en ella sin dificultad. Solo quería encontrar a mi padre y a Judith para poder irme de aquí.

-¡Carl!-Escuché la voz desesperada de mi padre.-¡Carl!

Avancé con mi arma cargada, hasta que vi a papá frente a dos caminantes. Sin pensarlo dos veces les disparé haciendo que estos cayeran al piso. Abracé a mi papá. Estaba feliz de que él estuviera bien.

-¿Donde esta Judith?-Preguntó preocupado mirándome.

-No lo sé-Le dije mirándolo.

Él asintió. Caminamos hacia la salida de la prisión y a lo lejos vimos la camilla de Judith. Nos acercamos lo más rápido posible para después ver algo que sinceramente me partió el corazón. Estaba lleno de sangre.
Cerré los ojos sintiendo que en cualquier momento me soltaría a llorar. Quería ser fuerte, sin embargo no podía. Había perdido a mi hermanita y de alguna forma me sentía culpable.

Escuché gruñidos, giré mi cabeza y miré a un caminante, viniendo hacia nosotros

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Escuché gruñidos, giré mi cabeza y miré a un caminante, viniendo hacia nosotros. Cargué mi arma y disparé seguidamente, queriendo desquitarme con aquél cadáver de lo que alguna vez, fue una persona.

-¡Carl, basta!-Me dijo mi padre sollozando mientras me quitaba el arma de las manos. No pude más, comencé a llorar sin importar que mi padre estuviera frente a mi. Comenzamos a caminar hacia el bosque, evitando toparnos con caminantes.

Había pasado una hora y nosotros seguíamos caminando. Cuando derrepente escuché un sonido y un quejido. Cargué mi arma listo para disparar cuando fuera necesario.

(...)

Ellen PDV:

Me encontraba en el bosque, tratando de buscar algo que comer. Habían pasado unas tres semanas después de despertar del coma, y ahora estaba en el bosque cazando conejos y ardillas para sobrevivir. A lo lejos vi una ardilla y me acerqué lentamente para luego lanzar el cuchillo, dandole a la ardilla. La envolví en aluminio que había encontrado en una de las casas abandonadas y luego la guarde en mi mochila.
Iba a darme la vuelta para regresar a mi improvisado hogar pero un ruido captó mi atención. Saqué mi cuchillo, dispuesta a atacar si era necesario. No había matado a ninguna persona, solo a algunos mounstros de esos. Nunca me atrevería a matar a alguien. La navaja funcionaba solo para intimidar y cazar. Alejé mis pensamientos y me escondí en un arbusto. Vi a un hombre y un chico de mi edad, caminando con caras sumamente tristes. Decidí que era mejor volver pero al momento de girarme tropecé con una piedra haciendo que en la parte debajo de mi rodilla se hiciera una cortada algo profunda y que empezará a sangrar. Solté un quejido de dolor y comencé a ponerme de pié pero al momento de voltear el chico y el hombre me estaban apuntando con sus armas.
Saque rápidamente mi cuchillo.
Muy bien Ellen, la has cagado.

Strong | Carl GrimesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora