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-¿Qué?-Preguntó atónita.- ¿Cómo...? ¿Estas de coña?

-Tara, este rasguño lleva más de 2 días, no he muerto. Sólo me dio fiebre y un dolor de cabeza muy fuerte, pero no morí.-Dije y sacudí mi cabeza.

-Dios, Ellen. ¡Esto tenemos que decírselo a los demás!-Me dijo asombrada

-No-Negué.

-¿Por qué?-Preguntó- ¡Tú puedes ser la salvación para todo esto! ¡Tu puedes ser la cura!

-¿Y qué tal si no? ¿Qué tal si solo fue suerte? ¿Y si a la próxima recibo una mordida y está vez si muero? ¡Fue sólo un rasguño, Tara! Si les digo a los demás solo les daría falsas esperanzas. -Ella me miró comprendiendo lo que decía- Prometeme que no le dirás a nadie sobre esto, mucho menos a Carl.

Ella asintió.
-Es una promesa-Me dijo y me abrazó fuertemente haciendo que soltara un gemido del dolor- Lo siento.-Ella me miró preocupada- Todos te hemos extrañado, no sabes el susto que nos has dado. Sobre todo Carl, está que se muere por volverte a ver.

Pero yo no sabía si estaba lista para volver a verlo.

(...)

Carl PDV:

Caminé impaciente por todos lados, ayer habían encontrado a Ellen y yo seguía sin verla. Estaba preocupado. Demasiado. Estaba muriendome lentamente, quería besarla, abrazarla, decirle que fui un imbécil con ella todo este tiempo...
Tara salió de la habitación horas después, ella me asintió dándome a entender que era hora de ver a Ellen. Suspiré, Tara me dio unas palmadas en la espalda y se marchó, tomé el pomo de la puerta para después abrirlo, y adentrarme a la habitación. Miré cada rincón de ella y encontré a Ellen recostada en una de las camas del lugar. Ella parecía agotada, tenía sus ojos cerrados levemente, me acerqué lentamente tratando de hacer el menor ruido posible para que ella no despertara, pero a los segundos después abrió sus ojos dándome a entender que no estaba dormida. Me senté en la silla cerca de su cama y ella me miro. No sabía que decir exactamente.

-Ellen, yo...-Suspiré- Te he extrañado, demasiado. Creí que te había perdido, no sabes cómo me sentí sin tenerte a mi lado. Sé que sólo fueron dos días pero... estaba realmente preocupado. No entiendo el por qué te fuiste, pero eso es lo que menos me importa ahora. Estoy feliz de que estés aquí en Alexandria de nuevo, de que estés a mi lado otra vez.

Miré sus ojos cafés que me miraban expectantes pero ella no soltó ninguna palabra.

-Sólo... quería ver cómo estabas.-Susurré tratando de ignorar mis ganas de llorar. No quería que ella me viera así- Yo... Te dejaré sola para que descanses.

Me puse de pié dispuesto a salir de la habitación pero sentí su suave mano sobre la mía haciendo que volteara a verla. Ella tenía una pequeña sonrisa en su rostro, haciendo que sintiera miles de emociones por todo mi cuerpo.

-Yo también te he extrañado, Carl.-Escuché su dulce voz decirme. No dude ni un segundo más en abrazarla, tratando de no lastimarla.

-Lo siento, Ellen. Por todo. Fui un imbécil contigo todo este tiempo-Susurré mientras besaba su frente.- Te amo muchísimo y no quiero perderte.

Tomé con mis manos sus mejillas haciendo que me mirara. Sus ojos estaban cristalizados y seguramente los míos también. La había extrañado muchísimo, necesitaba sentir sus labios de nuevo. Acaricie con mi pulgar su mejilla haciendo que ella sonriera. Miré cada detalle de ella; sus ojos, su nariz, su boca, sus cejas, todo en ella era perfecta. La amaba demasiado, y no dejaría que nada ni nadie la alejara de mi.

-No sabes las ganas que tengo de besarte ahora mismo- Le susurre mientras pasaba un mechón de su pelo detrás de su oreja.

Ella sonrió aún más.
-Sólo hazlo-Me dijo y le sonrei.

Me acerque a ella y sentí nuestros labios rozar. No tenía las palabras necesarias para describir cómo me sentía en ese momento. Moví mis labios lentamente sobre los suyos, haciendo que ella los moviera también. El beso pasó de lento a un poco más intenso, llevé mi mano al término de su blusa y metí ésta por debajo, sintiendo su suave piel con la yema de mis dedos dejando caricias en ella. Escuché un leve gemido de su parte, haciendo que sonriera en medio del beso. Ella jugueteaba con mi pelo de vez en cuando, hasta que nos separamos en busca de oxígeno. Le miré sonriente, ella tenía sus labios rojizos y algo hinchados debido al beso de segundos atrás, sus mejillas estaban levemente sonrojadas y una sonrisa adornaba su cara. La abracé nuevamente besando su frente.

(...)

Desperté por la mañana, seguía en la habitación junto a Ellen, estaba casi amaneciendo y yo no me había movido de aqui. Me había quedado a dormir junto a ella en la cama de la enfermería después de hablar y besarnos por un largo rato. Jugueteabamos con nuestras manos mientras mirábamos por la ventana como el sol se dejaba ver por detrás de las montañas. No sabía que éramos en este momento, pero ahora no me importaba nada, sólo quería estar a su lado.
Ella miraba fijamente la ventana, mientras yo la abrazaba de la cintura, pegándola contra mi cuerpo, brindándole seguridad, haciéndole sentir que yo estaba ahí y que no me alejaría por nada del mundo.

-Es hermoso-Susurró mirando el cielo a través de la ventana.

-¿Sabes que es realmente hermoso?- Le susurré en su oído. - Tus ojos, tu cabello, tú... -besé su mejilla y vi como se sonrojaba levemente.- Te amo, Ellen.

Ella me sonrió y yo la besé nuevamente. Haría todo lo posible para que ella volviera a estar junto a mi, la quería demasiado como para dejarla ir tan fácilmente.

Nadie me iba a separar de ella, ni Enid ni mucho menos Luke, por que sabía que lo que sentimos era mucho más grande y fuerte que todo.

Strong | Carl GrimesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora