Capitulo 22 - Apuestas

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*Lean la nota es súper importante*

-Cambiemos de tema.- dijo Lenner.

-¡Cierto! Adivina lo que dijo Lenner.- dijo Emma amenazándolo.

-¡No! Emma ni se te ocurra.- amenazó Lenner.

-Quiero ver como Evangeline te dice que no.- dijo Emma.

-Emma porfavor.- suplicó Lenner.

-Ya dímelo.- dije riendo.

Lenner le tapó la boca a Emma antes de que ella pronunciara palabra alguna.

-Olvidalo Evangeline.- dijo Lenner. Pero de inmediato su rostro cambió. Emma le había lamido la mano.

-¡Que asco Emma!.- grito Lenner limpiándose el resto de saliva de Emma en su ropa.

-Lenner quiere que le cortemos el cabello.- dijo, nos miramos mutuamente y estallamos en carcajadas.

-Te dije que no dijeras nada.- dijo Lenner seriamente.

-Pero es algo ridículo.- opinó la princesa de Mirkwood entre risas.

-Aunque...- dije poniéndome a observar bien el cabello del hombre.- No te quedaría tan mal.

-¿Que?.- dijo Emma parando de reír.

-¡En tu cara élfica!.- dijo Lenner con victoria en sus ojos.

-Emma podemos hacer un gran trabajo.- dije.

-Pero prácticamente estarías calvo.- demandó mi amiga.

-Solo quiero que me corten como tipo... Un Hobbit.- dijo.- De ese tamaño.

-Esta bien, en la noche manos a la obra ya que hoy no tendremos descansos.- dije sonriendo, olvidando y dejando atrás al sufrimiento, dejando a.... Legolas.

-Yo te lo dije Emma.- dijo Lenner prepotente.

-Quiero ver eso.- dijo Emma enfrentándose a Lenner.

-Ya calma.- dije.

Los tres continuamos caminando casi por el final ya que nos habíamos retrasado hablando.

Hace unos cuantos minutos dejamos los altos y prepotentes árboles que se alzaban sobre nuestras cabezas.

Ahora caminábamos sobre colinas rellenas de suave hierva. Soplaba un cálido y fresco viento, lo cuál provocaba que mi cabellos castaños se unieran a la brisa. Todos continuamos en silencio, siguiendo a la disposición del Maiar enviado por los Valar.

Pronto se hizo de tarde, empezaron a repartir pan de lembas entre nosotros. Emma me paso una parte, sin dudar y siguiendo el instinto de mi hambre, lo tomé entre mis dedos y me lo comí en un bocado.

-Se nota que tenías hambre.- dijo Lenner a mi costado. En respuesta reí.

Legolas le había puesto un brazo alrededor del cuello de Misedna.

Si que dolía.

Ambos caminaban en la misma posición, dedicándose sonrisas cómplices.

¡No los mires! Te hacen daño. Decía mi subconsciente.

Ya eran casi las 4 de la tarde, estabamos apunto de bajar una gran colina que nos esforzamos en llegar a lo alto. Eché un vistazo a lo que íbamos a bajar. Estaba muy empinado.

-Emma, ¿Una carrera?.- dije sonriendo pícaramente. Mi amiga me devolvió la misma mirada.

-¿Cuánto apuestas?.- preguntó Emma. Ambas nos habíamos detenido para emplear mejor aquella singular apuesta.

Sus Ojos Fríos (Legolas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora