Capitulo 1 - Planes

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Narradora:

Un día más en Rivendel, las aves cantan, el río corre y el viento es fresco. Lord Elrond tenía un día muy ocupado preparando su viaje que realizara dentro de unos días para visitar a su viejo amigo Thranduil pero antes le debía informar a su hija menor sobre lo que se iba a realizar.

-Jurian, ve a llamar a mi hija Evangeline, necesito hablar con ella.- dijo Lord Elrond

-Como usted pida, mi Señor.- respondió el Comandante dando su respectiva reverencia hacia el señor de Rivendel.

Jurian fue en busca de Evangeline a su habitación, tocó la puerta de fina madera pero no escucho ninguna presencia detrás de esta.

-Princesa Evangeline, su padre necesita verla -informó el comandante de la guardia pero no escucho respuesta.

Al sentir preocupación por la hija menor de su Señor, decidió entrar pero no había rastro de ella, solo una simple nota que había dejado en la cama. Jurian la alzó y la llevo ante su Señor.

Entro a la sala, se acercó hacia Lord Elrond, hizo una reverencia y le entrego la carta que su hija menor había dejado.

Lord Elrond la leyó, se paró de su asiento y con gran enojo en sus ojos, grito el nombre de su traviesa hija: -¡¡Evangeline!!

Su grito fue tan fuerte que hizo temblar a todo ser en Rivendel.

Evangeline POV:

Escuché el grito de mi padre. Sí que estaba enojado. No pensé que le iba a afectar tanto, en la carta que le dejé, explicaba que iba a ir a practicar con el arco, que regresaría un poco tarde de lo normal, pero a mi padre no le gusta que salga al bosque, porque, después de lo que paso con Sauron no tiene mucha confianza, piensa que puede haber orcos merodeando cerca de ahí pero eso no me preocupa ya que soy muy buena en la lucha tanto como el arco.

Ni que fuera una damisela en apuros, lo siento pero eso no va conmigo.

De repente mis pensamientos se ven interrumpidos debido a unos pasos que se acercan, tensé una flecha en mi arco plateado hasta que escuche una voz muy familiar.

-Tranquila, no dispares soy yo.- dijo el elfo, baje mi arco y apareció Jurian entre los arbustos.

-Adivino, mi padre te envío para que me buscaras.- dije acercándome.

-Si ¿Cómo lo sabes?- preguntó Jurian.

-Lo escuché gritar mi nombre hasta aquí, ahora ¿Para qué me llama?.- pregunté interesada.

-Aún no lo sé, tendrás que venir conmigo.- respondió.

-Ya pero solo con una condición.- dije mirándolo a los ojos.

-¿Adivino?.- preguntó, aunque ya sabía la respuesta.

-No, solo hazlo.- dije dándole una sonrisa.

-Está bien, si así lo quieres.- me dijo.

Se acercó a mí y me plantó un pequeño beso en la comisura de mis labios que no dude en responder, después de unos segundos nos separamos.

-Sigue siendo nuestro secreto ¿Verdad?.- preguntó Jurian mirándome a los ojos.

-Solo tú y yo lo sabemos.- respondí.

-Vamos, tu padre se enojará con ambos si nos demoramos.- dijo volviendo a su caballo que dejó detrás de algunos árboles.

Subimos al animal que nos llevaría hasta Rivendel. Tengo una relación con Jurian desde hace unos dos meses, no le podemos decir a nadie por lo pronto ya que no es correcto que una princesa y un capitán de la guardia sean pareja pero eso no me impidió enamorarme de Jurian, llevaba un tiempo pensando cuando se lo diría a mi padre sobre lo nuestro, pero cada vez que se presenta la oportunidad me ahogo en mis propias palabras y nunca lo logro decir. Creo que necesitaré más tiempo para prepararme.

-Al fin llegamos.- informó Jurian sacándome de mis pensamientos.

Me bajé con ayuda suya y me arregle para ver a mi padre ya que estaba un poco despeinada, cuando me sentí bien fui con Jurian a la sala principal.

-Pasa Evangeline.- me dijo, su voz no era de molestia, al contrario, se notaba preocupación en sus simples palabras.

Me acerqué hasta mi padre y esté ordenó que salgan los demás que quería hablar en privado conmigo. Cuando todos se retiraron con su debido respeto me sentí un poco más nerviosa que otras veces.

- Ada, yo...- intenté protestar.

-Evangeline ¿Cuántas veces te he dicho que no salgas?.- me interrumpió sin cambiar su tono.

-Muchas, Ada.- dije mordiendo mi labio inferior.

-Y... ¿cuántas me has obedecido?.- preguntó.

-Ninguna, lo lamento mucho.- dije mirándolo.

-Sabes que sólo quiero protegerte del mal que habita más allá de nuestras fronteras.- dijo mi padre

-Pero yo también me sé defender.- dije.- Sólo permíteme cuatro veces a la semana salir al bosque, Por favor Ada.

Se quedó callado por un momento, y finalmente dijo:

-Está bien pero con una condición, qué vengas conmigo en un viaje para visitar a un viejo amigo.

Pensé que era buena idea para decirle a mi padre sobre lo de Jurian y yo, además conocería otros lugares, lo que siempre quise.

-Trato hecho. ¿A dónde viajaremos?.- pregunté intrigada.

-Nos vamos a su Reino, Mirkwood.- dijo mi padre con una sonrisa en su rostro.

***

Bueno eso fue todo espero que les guste.

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Sus Ojos Fríos (Legolas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora